sábado, 5 de octubre de 2013

Alrededores de La ALHAMBRA

Hay varios caminos para subir a la Alhambra, pero el más común es por la Cuesta de Gomérez y ese es el que haremos.

La Cuesta de Gomérez comienza en Plaza Nueva. Como se diría en Granada, "es mu empiná", es decir, la pendiente ascendente es considerable, ya que recordemos que la Alhambra está situada en lo alto de una colina. De hecho, cuando estamos situados en su comienzo podemos comprobar que a izquierda y derecha se sitúan sendas colinas: la Sabika y del Mauror respectivamente.


El primer tramo de la calle fue desarrollado a partir del siglo XVI, ya que esta zona era el final del barranco de la Sabika. Posterior a su embovedado, y coincidiendo con el del río Darro, se desarrolló el acceso que ahora disfrutamos.

      

La Cuesta de Gomérez, es una calle peatonal, recomendable por su belleza y salpicada de comercios singulares que la convierten en digna antesala de lo que al final de su recorrido vamos a poder ver. Los comercios que suele haber son talleres de guitarras (Granada es la ciudad de las guitarras,  hoy día hay como 20-25 constructores de guitarras que se venden en todo el mundo, se pueden hacer por encargo), hostales, tiendas de recuerdos y talleres de Taracea que es una técnica para trabajar la madera que toma su nombre de la palabra árabe Tar'sia, que significa incrustación porque se trata de una labor en la que se incrustan o enlazan diversas piezas de madera entre sí junto a otros materiales, como marfil, hueso, nácar y plata con el fin de lograr motivos decorativos. En la actualidad, se sigue empleando la madera, pero las piezas que se incrustan suelen ser de resinas sintéticas que reproducen perfectamente los tonos blancos del marfil y el nácar.

Los orígenes son muy remotos, se empleaba en la antigua Mesopotamia y los romanos la hicieron suya cuando conquistaron Grecia, pero la taracea se perdió en Europa con el fin del Imperio Romano. Volvió a resurgir con la llegada de los árabes, que la trajeron de la India, que a su vez la había importado de China. En España vivió su momento de esplendor a mediados del siglo XIV, especialmente en Toledo y Granada: cajas, bandejas, mesas, sillones, bargueño y todo tipo de muebles se construyeron con esta técnica. Los mudéjares (musulmanes que se quedaron en territorio cristiano después de la reconquista) la convirtieron en uno de los elementos más distintivos de su arte. De España saltó con las tropas del Gran Capitán a Italia, y se convirtió en una de las artes características del Renacimiento.

Dado que esta técnica sigue presente en la ciudad de Granada y que se trata de una ciudad de influencia árabe. Las grecas más utilizadas son estrellas de 8 puntas y grecas geométricas típicas de esta cultura.
Al ser un producto elaborado principalmente mediante diferentes tipos de maderas, los colores más habituales son el color crudo, diferentes tonalidades de marrones, en algunos casos el negro o rojo.
En Granada nunca se ha perdido esta técnica.

                       

Subiendo a la izquierda está la Calle Almanzora Baja y luego la Calle Almanzora Alta y allí  está el mirador. Las vistas son de todo el Albaicín, y cuando digo todo, es todo, desde la Calle Elvira hasta San Miguel Alto. Allí te puedes tirar horas mirando e intentando adivinar los diferentes edificios.

                         
 









Vistas del Albaicín desde el mirador

















Un poco más arriba y en el lado izquierdo se encuentra el antiguo Hospital de San Juan de Dios, hoy en día es una casa de pisos, Cuesta de Gomérez nº 45.

Juan nació en un pueblo de Portugal en 1495 pero se vino a Granada en 1538 y abre una librería en la Calle Elvira (hoy allí hay una pequeña ermita con su nombre), y un día escuchando un sermón de San Juan de Ávila, se produce una transformación en su persona y comienza a ayudar a los desprotegidos.

En un principio Juan utiliza las casas de sus bienhechores para acoger a los enfermos y desfavorecidos de la ciudad. Pero pronto tuvo que alquilar una casa, en la calle Lucena, donde monta su primer hospital. Pronto crece su fama por Granada, y el obispo le pone el nombre de Juan de Dios. En los siguientes diez años crece su obra y abre otro hospital en la Cuesta de Gomérez, creado a mediados del siglo XVI, como se le queda pequeño los jerónimos le ceden unos terrenos para construir un hospital más grande, el conocido Hospital de San Juan de Dios, pero el santo no llegó a verlo pues murió unos años más tarde desde que comenzaron las obras.

El 8 de marzo de 1550, a los 55 años, moría Juan de Dios en Granada, víctima de una pulmonía a consecuencia de haberse tirado al Genil para salvar a un joven que, aprovechando la crecida del río, había ido para hacer leña pero se cayó en medio de la corriente y estaba en trance de ahogarse. Lógico final para una vida totalmente entregada a los demás.

Fue beatificado por el papa Urbano VIII el 1 de septiembre de 1630 y canonizado por el papa Alejandro VIII, el 16 de octubre de 1690. Fue nombrado santo patrón de los hospitales y de los enfermos.

San Juan de Dios fue enterrado en el convento de la Victoria de Granada (Carmen de los Minimos) en el año 1550 y sus restos permanecieron en el mismo hasta el año 1664, el día 28 de Noviembre de aquel año, los hermanos de San Juan de Dios trasladaron sus restos a la iglesia del Hospital de San Juan de Dios; donde permanecieron hasta el día de la bendición de la Basílica, el día 26 de Octubre de 1757, que fueron trasladados al camarín de la Basílica de San Juan de Dios donde se encuentran actualmente.

     

Continuando para  arriba y al lado de la Puerta de las Granadas, que es donde termina la calle, se encuentra el Palacio de los Marqueses de Cartagena, El Palacio de la Cuesta de Gomerez es un edificio de mitad del siglo XVI, cuidadosamente conservado, con dos plantas, alzado y torre. Está situado junto al recinto amurallado de la Alhambra y Puerta de las Granadas.

Tiene una magnífica fachada con gran escudo bajo el frontón. Dispone de un amplio zaguán con pilar heráldico.

La portada barroca es de piedra de cantería, tiene dos columnas dóricas estriadas, coronadas por pirámides en planta baja, y apilastramiento manierista que soporta un frontón partido con apilastramiento en la superior. Tiene un diáfano patio peristilado con columnas toscanas de mármol de Elvira sobre las que descansan zapatas de madera tallada. Alrededor del patio hay varias salas, y al fondo el jardín.

  

    Palacio de los Marqueses de Cartagena

    portada del Palacio 
                             

Y llegamos a la Puerta de las Granadas que marca el comienzo de los bosques de la Alhambra.

Puerta de las Granadas, Carlos V la mandó construir a Pedro Machuca en 1536. De diseño renacentista, fue denominada hasta el siglo XVIII Puerta de los Gomérez, hasta que se cambió el nombre por el actual, derivado de las tres granadas que se sitúan en la parte superior. La estructura es de piedra almohadillada, parecida a la que también trazara en el palacio de Carlos V de la Alhambra.

En su tímpano podemos contemplar un escudo imperial con figuras de la Paz y la Abundancia, coronado por las tres grandes granadas que le brindan el nombre. En el centro, un arco  semicircular con columnas toscanas, más grande y destinado al paso de carruajes, flanqueado por otros dos más pequeños para el paso de personas.

Esta puerta renacentista sustituyó a otra islámica, cuyos restos pueden verse a su costado derecho. Tras la Puerta se extiende el Bosque de la Alhambra, recorrido por tres paseos, peatonales los laterales; el derecho conduce hacia Torres Bermejas, el Auditorio Manuel de Falla y el Carmen de los Mártires, mientras que el izquierdo, antiguamente llamado "Cuesta empedrada", partiendo junto a la Cruz devocional en mármol, de 1641, conduce al flanco sur de la muralla de la Alhambra donde se encuentran sus diferentes accesos.

        
                       Puerta de las Granadas                     detalle de las granadas que le dan nombre a la puerta
     
Tras dicha puerta, nos adentramos en los bosques de la Alhambra, frondoso bosque de álamos de época cristiana que ha ido modificando su aspecto a lo largo de los años. El actual corresponde a la remodelación realizada en el siglo XIX.

Pasada esta puerta hay tres caminos el de la derecha que conduce a Torres Bermejas, el del centro lleva  al Generalife y antes al Carmen de los Mártires y a la Casa-Museo de Manuel de Falla y el de la izquierda, que es el que más se utiliza, lleva a la Alhambra pasando por el Pilar de Carlos V y la Puerta de la Justicia.

Nosotros en este recorrido vamos a subir por el del centro (que la cuesta es más suave) y bajaremos por el de la izquierda.

  

Cuando llevamos un rato subiendo por la cuesta y oyendo el murmullo del agua que va corriendo a lo largo de todo el camino, por unos canalillos a ambos lados, vemos a la izquierda la Puerta de Bib-rambla, que se encuentra un poco escondida. 

Puerta monumental de la Granada musulmana, construida en el siglo XI o XII según algunos estudios recientes, aunque historiadores anteriores la fechan en la etapa nazarí, también conocida por Puerta de las Manos y Puerta de las Orejas, por servir para exponer los miembros cortados a los delincuentes en pasados y bárbaros años. Estaba situada junto a la plaza de Bib-Rambla, en la calle Salamanca, en un poderoso torreón de la muralla.  Tras el doble arco de entrada se abría un pasadizo en recodo, para mejorar la defensa, cubierto por bóvedas esquifadas con lunetos, que terminaba en la plaza del mismo nombre.

La puerta fue demolida en el siglo XIX por el Ayuntamiento movido por intereses particulares,  como vemos el afán especulativo lamentablemente no es privativo sólo de nuestros días. Sus restos se conservaron el el Museo arqueológico de la capital de la región granadina hasta que D Leopoldo Torres Balbás la reconstruyó en los bosques de la Alhambra.



Más adelante, en una gran explanada, se encuentra la Fuente del Tomate , la Fuente de Ángel Ganivet y una cruz.

   - La Fuente del Tomate parece ser que es una de las dos que se encontraban delante del Convento de los Carmelitas Descalzos del Campo de los Mártires, según describe Barrios Rozúa en su “Guía de la Granada desaparecida”.

   - La Fuente de Ángel Ganivet realizada en 1921 por el escultor almeriense, aunque afincado en Granada, Juan Cristóbal González Quesada. La escultura representa a un joven atlético que levanta la cabeza de un macho cabrío que intenta huir sujetándole por los cuernos y el macho cabrío suelta al aire un chorro de agua, que llena el estanque.

La idea de levantar un monumento al autor de Granada la bella surgió en 1908, con motivo del décimo aniversario de su muerte. Pero el proyecto se estuvo dilatando hasta 1918 en que un grupo de jóvenes del Centro Artístico de Granada, retomó el proyecto y Juan Cristóbal González se ofreció a realizar la obra de forma gratuita. El Centro Artístico, abrió una cuestación popular para correr con los gastos del montaje y el ex ministro de Instrucción Pública Natalio Rivas, que había apadrinado a González, se ofreció a proporcionar los materiales.

El monumento se inauguró finalmente el 3 de octubre de 1921.

   - Esta cruz pertenecía al antiguo Convento de Carmelitas Descalzos en el Carmen de los Mártires que delante de la fachada principal se abría un amplio paseo de frondosos álamos y en donde se situaban una serie de cruces que conformaban una vía sacra. Esta en concreto fue donada por el conde de Tendilla en 1641 junto a la columna y capitel nazarí donde se posa.

                 
                            Fuente del Tomate, la Fuente de Ángel Ganivet y la cruz

             
          detalles de la Fuente de Ángel Ganivet                              y de la cruz

Seguimos a la derecha por el Paseo de los Mártires, y llegamos al Carmen de Manuel de Falla, en la entrada hay una gran cruz de piedra, seguramente sería del antiguo Convento de los Carmelitas Descalzos del Campo de los Mártires.

La monumental Cruz de los Mártires, se levanta sobre un gran basamento que sirve para ganar altura. De barrocas formas, rodeada de alta cancela de hierro y sobre otro poderoso basamento concebido como altar, la Cruz podía verse a gran distancia a pesar de que vio reducida su altura en un tercio del proyecto original. Asimismo, se decidió elevar en este sitio un recuerdo de los cristianos que aquí sufrieron cautiverio y martirio durante el tiempo de de los musulmanes.

En el pedestal de la Cruz existen varias inscripciones:

En la cara del frente.- “JHS. Se erigió esta Cruz monumental como homenaje a Jesucristo nuestro Redentor para conmemorar la entrada del siglo XX por iniciativa del Exmo. Sr. D. José Moreno Mazón arzobispo de Granada a expensas suyas y de varios fieles de Granada y de España en testimonio de su fe Católica”.

En otra cara.- “Inaugurose el 8 de Diciembre de 1903 festividad de la Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen María. Laus Deo Deiparaeque”.

En otra cara- “Eligiose este memorable lugar llamado de los Mártires, para la erección del presente monumento, por haber sido martirizados en él por los sarracenos, muchos cristianos”.

En otra cara.- "Se bendijo la primera piedra de este monumento por dicho Sr. Arzobispo en 8 de Junio de 1902 con asistencia de las dignas autoridades y gran concurso de pueblo".



  


El Carmen de Manuel de Falla se encuentra  en el llamado Carmen del Ave María, junto al centro Cultural Manuel de Falla. Cuando han pasado ya más de 70 años desde la partida definitiva del viejo músico gaditano, su morada granadina ha reabierto sus puertas después de un intenso trabajo de rehabilitación.

La casa de Manuel de Falla se encuentra inundada de objetos personales, muchos de los cuales nunca habían salido de allí, ya que, de hecho, los dejó el propio compositor quién sabe si pensando en volver pronto.

De 1921 hasta 1939, el músico Manuel de Falla vivió en la ciudad de Granada, en un sencillo carmen, una típica casa granadina con huerta o jardín. La vivienda que habitó se ha convertido en un museo que recrea el ambiente que rodeó al autor de Cádiz, y donde se conservan su mobiliario, sus recuerdos y objetos personales.

El 28 de septiembre de 1939, el genial compositor gaditano emprendió el viaje sin retorno desde su residencia granadina, llevando en su memoria la ciudad que él amó y que el destino de su arte universal declaró fuente de inspiración. Atrás dejaba casi dos décadas muy intensas de su vida, quizás las más bellas, y quizás por qué no, las más amargas.

Tras un gran trabajo de rehabilitación, el carmen conserva el ambiente donde viviera y compusiera el más grande compositor español del siglo XX.


 partes de la casa 

 
                      patio con una pequeña fuente y un busto del compositor

Al lado está  el Carmen de los Mártires en él, se halla un palacete, distintos jardines y unos huertos de la etapa nazarí. Otro encanto con el que nos encontramos son unas estupendas vistas de Granada y de Sierra Nevada. Los jardines corresponden a distintos estilos, entre ellos el jardín romántico o paisajista, que se estructura en torno a un lago en el que hay un torreón en ruinas y una pequeña isla. Además hay un patio nazarí junto al palacete con una acequia y una gruta típica de este estilo, y un pequeño jardín monacal dedicado al cultivo de plantas aromáticas y medicinales.

El solar donde se alza el actual palacete con sus jardines ha pasado por varias vicisitudes durante los últimos siglos de la historia granadina. Cuando lo Reyes Católicos se hicieron con la ciudad de Granada en 1492 encontraron hasta catorce silos junto a la Torre de los Siete Suelos de la Alhambra, recinto éste que siempre ejerció el siniestro oficio de mazmorra en el recinto alhambreño. Todo parece indicar que los primitivos silos para almacenar alimentos fueron usados también como complejo carcelario donde encerrar a los soldados apresados en batalla y a los campesinos hechos prisioneros en las incursiones súbitas. Estos silos, en forma de embudo, llegaron a albergar hasta seiscientos prisioneros, que recibieron a los Reyes Católicos entre oraciones, sollozos y gritos de júbilo al ser liberados.

De “corral de cautivos” (así se llamaba entonces a este lugar) pasó a llamarse “Campo de los Mártires”, pues la Reina mandó fundar la ermita de los Santos Mártires, “en memoria de los muchos cristianos que padecieron martirio por la fe de Cristo”.

De primitiva ermita pasó a convento carmelita bajo los auspicios del Conde de Tendilla, bien avanzado el siglo XVI. Su primer prior, de 1582 a 1588, fue Juan de la Cruz, el notable poeta místico que dio lustre a nuestro glorioso Siglo de Oro.

A mediados del XIX se destruyó el convento (la desamortización de Mendizábal lo redujo a escombros en 1837), sobre cuyas ruinas se alzó el actual  "Carmen de los Mártires", construido por el general carlista  Don Carlos Calderón quien compró el terreno para su residencia de veraneo, y más tarde un posterior propietario, Hubert Meermans, diseñó los jardines, creando varios distintos estilos de jardín con sus fuentes, estatuas y grutas en distintos niveles.

En la actualidad estos jardines han sido declarados Monumento Nacional.

Básicamente, el conjunto está formado por el palacete (que incluye un patio nazarí), rodeado por un jardín inglés y un jardín francés (existió un tercer jardín, de traza española, que fue destruido en los sesenta), un lago con isla, los viejos jardines y el huerto monacales, así como una serie de terrazas a distinto nivel, llenas de vegetación, siendo mucho más sobria la que da acceso al conjunto y al palacio.

Nada más entrar, si nos dirigimos hacia la derecha, nos encontramos con la explanada por la que se accede al palacio. Destacan aquí un par de estatuas regias de Fernando VI  Carlos III de 1930 y entre ellas una fuente art nouveau en forma de concha, de 1896. 


Estatua Exterior de Fernando VI  Fuente de la entrada Estatua exterior de Carlos III


Al final, la fachada principal del palacete de traza neoclásica al que se accede por un pórtico toscano formado por cuatro columnas de mármol; sobre un entablamento apoyaban los balaustres que protegen una amplia terraza. La portada se enriquece con elementos arquitectónicos tallados en piedra, además del bello pilar que se adosa a la izquierda.

   

El creador de los jardines históricos fue el banquero granadino Antonio Calderón entre los años 1858 y 1861. Aunque de autor anónimo se atribuye su creación a un jardinero francés, que buscó la construcción de cuatro jardines de estilos diferentes en torno a la casa, situada en la zona más llana del terreno: un jardín español en la terraza situada por debajo de la casa, y por encima de ella un jardín barroco francés, un jardín inglés y un jardín clasicista. Como protección y como zona de separación con los muros de la Alhambra se crea una zona de bosquetes, desforestada a mediados del siglo XX para la construcción de un hotel felizmente no llevado a cabo por la adquisición del Carmen por el Ayuntamiento de Granada.

El Jardín Francés: Está conformado por una plazoleta circular en el centro de una encrucijada centrada por una fuente consagrada a Neptuno y rodeada por parterres sombreados por grandes magnolios, palmeras y naranjos, que le han dado un aspecto paisajista a su original configuración baja y recortada. El jardín se adornó con estatuas de terracota, que representan a las cuatro estaciones y a los cuatro elementos. En el siglo XIX desapareció la escultura que representaba a la Primavera. Su actual conservador José Tito atribuye su autoría a algún artista de Málaga, ciudad en la que en el siglo XIX existían varios talleres y artistas dedicados a la realización de terracotas, que adquirieron fama internacional.


 
El Jardín inglés: Ubicado tras la casa está constituido por un bosquete de palmeras y cuadros irregulares, donde destaca en su centro la fuente de tres tazas construida por el Duque del Infantado.

 

El Jardín Romántico: Es el espacio mejor conservado. Está formado por un gran estanque, que sirve para el riego de los jardines y que rodea dos islas, la mayor de las cuales tiene una falsa ruina medieval con un embarcadero.

cármen de los mártires Vista de El Lago. Al fondo se ve el puente que da paso al Torreón, situado en una isla en el centro del lago. 

Jardín de los Arcos: Fueron realizados durante la época en que Meersmans fue propietario del Carmen, destacando la fuente modernista y las estatuas de Carlos III y de Fernando VI en la gran explanada situada delante de la casa, y las arquitecturas vegetales y la fuente del Tritón ubicados en el estrecho Jardín de los Arcos, localizado en un nivel inferior a la explanada con excelentes vistas sobre la Vega de Granada y Sierra Nevada.

Jardín de los Arcos 
      Fuente del Tritón
                                                                   
Patio Neonazarí: Fue realizado en el año 1944 por el Duque del Infantado y se inspira claramente en los patios de Comares y del Generalife de la Alhambra.

 Patio nazarí con su acequia


El acueducto y el cedro de San Juan de la Cruz: Del primitivo convento carmelita en la actualidad sólo se conservan algunos restos de muros, el acueducto que traía el agua desde el Generalife hasta el lago, con el que se regaban las huertas del convento, en la actualidad recuperadas, y el famoso cedro mejicano, que según la leyenda fue plantado por San Juan de la Cruz cuando era prior del convento,  bajo el famoso cedro hay una placa que dice:

“Es fama que este cedro corpulento que hoy mitiga del sol la ardiente luz, floreció ayer por divinal portento, del báculo que usaba en el convento su extático prior Juan de la Cruz.”

Lo más curioso es que no se trata de un cedro, ni es seguro que lo plantara el propio místico, como la leyenda asegura. Se trata de una extraña variedad de ciprés (Cupressus lusitanica), que se da en Méjico y que algún fraile carmelita debió de traer de su misión evangelizadora al otro lado del Atlántico.

En uno de los jardines monacales, justo el situado junto al Lago, hay un monolito con un busto de San Juan de la Cruz y en él aparece un pasaje de “Canciones entre el alma y del Esposo”: “Mil gracias derramando, pasó por estos sotos con presura”


Más abajo, cerca de la base del pedestal, se lee esta dedicatoria: “La ciudad de Granada a San Juan de la Cruz. Febrero de 2002.”

                                       
                                                      Busto de San Juan de la Cruz
                                                                           
 Acueducto  y  huerto del convento carmelita         


Ciprés. Carmen de los Mártires
    Cedro 

Dentro del recinto del Carmen de los Mártires hay una vivienda y adosado a ella se encuentra un pilar con un mosaico que hace referencia a San Juan de la Cruz:

“de 1582 a 1588 siendo prior del Convento de los Mártires de Carmelitas Descalzos (demolido en 1850) el místico doctor de la iglesia y protector de los atribulados San Juan de la Cruz, escribió sus admirables tratados: Subida del Monte Carmelo; Noche oscura del alma; Cántico espiritual y Llama de amor viva”.



Volvemos sobre nuestros pasos y está el hotel más emblemático de Granada es el Hotel Alhambra Palace, inaugurado por el rey Alfonso XIII en 1910 inspirado en el monumento nazarí. Su figura se divisa desde toda la ciudad por su intenso color rojo.

 

Desde el hotel podemos ir, por el Callejón Niño del Royo, a la Fundación Rodríguez Acosta y al final de esta calle se encuentra Torres Bermejas:

Fundación Rodríguez–Acosta, es un carmen en la colina de la Alhambra que también alberga el Instituto y Museo Gómez-Moreno.

El carmen, que fue construido a principios del pasado siglo (1914-1928), se encuentra en las cercanías de las Torres Bermejas, y recoge los estilos más característicos de la Europa de los años veinte y treinta.

La casa donde está situada la Fundación Rodríguez Acosta es un compendio de estilos y fue decorada con los objetos que trajo el pintor José María Rodríguez Acosta de una parte y otra del mundo, de ahí su exótico aspecto.
José María Rodríguez Acosta, fue un pintor granadino que vivió al margen del mundo artístico y consagrado únicamente a su propia obra, ya que su patrimonio familiar le permitía esos lujos.

La Fundación se constituyó en Granada en 1941, tras la muerte del pintor, y está ubicada en el carmen que él mismo había hecho construir en el siglo pasado.
En él se creó el Instituto Gómez Moreno, en 1973, con el fin de acoger y difundir el legado de Manuel Gómez-Moreno Martínez.

Dicho legado se compone de una rica colección de obras de arte histórico y objetos arqueológicos: frescos de Palomino, las tallas del Bautista y pinturas de Bocanegra, esculturas, dibujos, esmaltes, cerámicas, vidrios, exvotos ibéricos, vasos griegos, y de una biblioteca y un archivo especializados que conservan los materiales y los resultados de su extraordinaria labor intelectual.

La parte principal de sus instalaciones está destinada a museo y a salas de consulta para investigadores. La Fundación tiene como cometido primordial el favorecer todo género de investigaciones científicas y potenciar e incentivar la cultura.

El pintor José Rodríguez Acosta reunió a principios del siglo XX su estudio, sus lienzos y sus caprichosas colecciones en este fastuoso carmen granadino. El Carmen-Estudio de la Fundación Rodríguez Acosta, aunque contó con la ayuda de los varios arquitectos, fue auténticamente diseñado por el pintor José Mª Rodríguez Acosta. Se trata de una compleja obra de arquitectura y jardinería, donde se mezclan lo occidental (clásico) con lo oriental (árabe), tanto en la arquitectura como en la decoración de jardines y edificio. Por una escalera de caracol elíptica se accede a la parte superior, donde se encuentra la Biblioteca-Museo, centrada por un gran fanal desde el que se ve el vestíbulo de entrada. La Biblioteca-Museo es un espacio formado por un interesante conjunto de obras, producto del interés coleccionista del pintor. Constituyen un variado conjunto de pinturas, esculturas, cerámica, etc., de las más variadas culturas: griega, romana, ibera, japonesa, china, egipcia,... De gran interés es también la Biblioteca, con obras de arte y literatura. Se completa esta obra con la Residencia para Artistas destinada a becarios.

El edificio y sus espectaculares jardines están considerados uno de los conjuntos arquitectónicos más relevantes de su época, por lo que fue declarado Monumento Histórico Artístico por Real Decreto de 22/12/1982. La actual legislación sobre el Patrimonio Histórico Español le confiere el título de BIC (Bien de Interés Cultural).

 
    Fachada y exterior de la Fundación Rodríguez Acosta      

                                      
 
     interior de la Fundación Rodríguez Acosta

Torres Bermejas, es una fortaleza situada en la colina del Mauror, frente a la Alhambra, formó parte del amurallamiento de la Granada musulmana.
Actualmente subsisten tres torres de argamasa, con puerta abierta entre dos de ellas, con un baluarte en su parte que mira hacia el Albaicín, y un aljibe bajo el mismo. Las tres torres son de diferente tamaño, siendo la mayor la del centro, con tres plantas.
Originalmente, formaban parte de un castillo, que estaba situado en la cerca oriental de la ciudad nueva. Se construyó en el siglo IX, aunque sufrió sucesivas remodelaciones en época nazarí, y en los siglos XVI y XX.
Las Torres Bermejas constituyen un importante baluarte fortificado para la defensa del sector en que se encuentran, y están enlazadas mediante una muralla con la Alcazaba de la Alhambra.
Tiene unas vistas estupenda de parte de la Alhambra, sobre todo de la Torre de la Vela. 

   Torres Bermejas  


Si volvemos al paseo central y un poco más allá de la explanada donde se encuentra la fuente del tomate, está la Fuente del Pimiento, un poco más rechoncha que la anterior, y cerca de unas escalerillas que dan al Paseo del Generalife.

La Fuente del Pimiento cuyo origen no está muy claro, parece ser que estaba colocada junto al Carmen de los Mártires cuando en 1537 San Juan de la Cruz fundo el convento carmelita, actualmente está situada en el bosque de la Sabika, en pleno bosque de la Alhambra como lo conocemos popularmente, rodeada de frondosos árboles y de unos asientos de piedra, cuando te encuentras aquí sentada el murmullo y el susurro de su agua hacen de este espacio un acogedor rincón para el descanso después de la subida desde Plaza Nueva sobre todo, en los días calurosos del estío se agradece este respiro antes de introducirnos en el recinto de la Alhambra, cumple la labor junto a las demás fuentes, arroyos y cataratas de introducirnos en el significado tan importante que tiene el agua para en nuestra ciudad.


Volviendo al Paseo del Generalife hay un caminillo de piedra que transcurre  hacia la entrada de la Alhambra, es el Carril de Carros (llamado así porque conduce a la Puerta de Carros), hay un pequeño pilar.


Llegamos a la Puerta de Carros para entrar en la explanada donde se encuentran los cuatro cañones, el Palacio de Carlos V, la Iglesia Santa María de la Alhambra y la Calle Real de la Alhambra que conduce al Parador de San Francisco y al Generalife.

Puerta de los Carros, esta puerta fue abierta después de la conquista y, evidentemente, permitía que entraran en la Alhambra carros para transportar los materiales que se emplearon en la construcción del Palacio de Carlos V.



  la entrada más grande es para los coches y la más pequeña para los peatones    

Pasada la puerta nos encontramos con la explanada donde se encuentran los cuatro cañones que miran hacía la ciudad, se supone que protegieron la fortaleza en tiempos remotos.

 Al fondo la Iglesia Santa María de la Alhambra




Nos dirigimos a la Puerta del vino que da acceso al Plaza de los aljibes y a la Alcazaba, que se visita cuando la Alhambra.

Puerta del Vino, en cierto modo esta Puerta, mantiene una función semejante a la que tuvo en la época nazarí. Es la Puerta principal de acceso a la Medina de la Alhambra, la que encierra, dentro del común recinto amurallado de la fortaleza, el sector residencial y artesano al servicio de la corte.
Al ser puerta interior su acceso es directo, a diferencia de las puertas exteriores que debían estar más protegidas y eran construidas en recodo. No obstante, en su ámbito interior conserva el espacio necesario y los bancos para la guardia que controlaba el paso.
Estructuralmente  es uno de los edificios más antiguos de la Alhambra nazarí, siendo atribuida su edificación a la época del Sultán Muhammad III (1302-1309), aunque la decoración de sus dos fachadas corresponde a épocas diferentes.
Concretamente la portada de poniente, labrada en piedra arenisca, debe pertenecer a finales del siglo XIII o principios del siglo XIV, aunque la lápida que figura sobre el dintel del arco menciona al  Sultán Muhammad V que gobernó en la segunda mitad del siglo XIV. Esta fachada de poniente era la exterior  por lo que sobre la clave del arco aparece la tradicional llave simbólica.
La portada interior, la de levante, aun siguiendo un esquema semejante, fue decorada en época del segundo mandato del Sultán Muhammad V, concretamente después de 1367, fecha de las campañas militares de Jaén, Baeza y Úbeda. Destacan de su decoración las delicadas albanegas del arco, realizadas en azulejos de cuerda seca, la composición en yesería que enmarca la ventana de la planta superior y los restos de pintura policromada que se conservan a la derecha del arco.
Las labores de restauración de la Puerta del vino han descubierto un hecho insólito en la Alhambra: el empleo de yeso rojo en elementos decorativos de yeserías. Destaca por un color muy intenso, que se debe a que ya estaba contaminado desde la cantera y contenía gran cantidad de impurezas ferruginosas, que le dan ese profundo tono. Por lo tanto, no se aplicó a través de cualquier tipo de pigmento o colorante que se utilizara posteriormente al trabajo de talla.
El yeso rojo entra a formar parte de los misterios de la Alhambra, pues se desconoce con qué finalidad se empleó. Se sabe que, para su terminación y acabado, se aplicaba una capa blanca y su policromía final, por lo que ese tono rojo quedaba oculto y no llegaba a verse nunca. Además, comparte espacios con otros elementos de la fachada que se realizaron con yesos negros y blancos, como suele ser habitual en la arquitectura islámica.
Este hallazgo puede contemplarse en los motivos tallados de las albanegas (en el arte islámico, espacio comprendido entre el arco y el alfiz) del arco y pilastras laterales del ajimez (parteluz y ventanas con arcos gemelos y columna de descarga en el centro) de la fachada de levante de la Puerta del vino.

         
                Puerta del Vino                                detalle de las cerámicas de los lados    


Plaza de los Aljibes Esta plaza era un barranco o foso que separaba la Alcazaba del resto de la Alhambra. Después de la conquista cristiana se rellenó el barranco para construir un aljibe. Hoy, permite el acceso a la Alcazaba. HAsta hace una decena de años se podía beber agua extraída del aljibe ya que había un kiosco con un pozo abierto al aljibe. Los granadinos y visitantes solían acudir con asiduidad a beber dicha agua.
El nombre de esta plaza proviene de unos aljibes que construyó el Conde de Tendilla en 1494 en el barranco que separa la Alcazaba y los palacios. Estos aljibes, de 34 metros de largo, 6 de ancho y 8 de alto, se convirtieron posteriormente en la plaza actual al soterrarlos junto con las calles y las plazas circundantes. La plaza forma una extensa explanada entre las torres y las defensas de la Alhambra por un lado, y por otro por la Puerta del Vino y los Palacios árabes y el Palacio de Carlos V, que nos muestra unas espléndidas vistas de la ciudad, el Albaicín y el Sacromonte.
En 1955, se realizaron unas excavaciones que descubrieron la plaza medieval.

  Plaza de los aljibes con las torres de la Alcazaba



Enfrente está el Palacio de Carlos V, Su nombre procede que fue realizado para residencia del emperador Carlos, aunque no queda constancia de que nunca llegara a habitar en él. Está situado junto al Palacio nazarí y representa un gran contraste con la arquitectura islámica del resto del recinto. Presenta planta cuadrada, con patio circular, fue diseñado por Pedro Machuca. Sorprendente por el año de construcción (1527), muy temprano para sus características que lo encuadran dentro del manierismo: columnas dóricas en el primer piso, jónicas en el segundo, y friso con cabezas de toro (bucráneos) de tradición grecorromana. En algunos aspectos, repite o anticipa ciertas soluciones arquitectónicas del manierismo en Italia, lo que se explica por la estancia de Machuca en dicho país y por su habilidad para desarrollar con inventiva propia ciertos rasgos del incipiente estilo manierista. La construcción se vio interrumpida en el siglo XVII, hasta que se completó en el siglo XX.

Su fachada es totalmente renacentista. El primer cuerpo, estilo toscano con almohadillado. El segundo con elementos de decoración del barroco. Sobre la puerta principal, dos estatuas aladas de mujer reclinadas en el frontón. Arriba, tres medallones enmarcados en mármol verde. En los laterales, escenas de Hércules. Los anillos de hierro de la parte baja son pura decoración.


Encima de la puerta principal hay un arco serliano (Serliana es el nombre de un recurso arquitectónico muy utilizado en el Renacimiento y posteriormente en el periodo neoclásico, que consiste en combinar arcos de medio punto con vanos adintelados).

  
               exterior cuadrado                                    interior circular

  puerta principal con arco serliano 


A su lado está la entrada para los Palacios Nazaríes, que ahora no vamos a visitar.

Nos acercamos a la Iglesia de Santa María de la Alhambra Su construcción se llevó a cabo durante los siglos XVI y XVII, en el antiguo solar donde estaba ubicada la Mezquita Real, en la calle Real, construída en la época de Muhammed III (1302-1309). Al lado de los Baños Públicos, todavía conservados, aunque no en su totalidad.

Conquistada Granada por los Reyes Católicos, fueron derribados los restos de la mezquita para construir en su lugar esta Iglesia, cuyo titular es Santa Maria de la Encarnación de la Alhambra.

La Iglesia es de planta de cruz latina y capillas laterales, en su interior destaca un retablo barroco con grandes columnas salomónicas del siglo XVII, así como el Crucificado y las imágenes de los lados de Santa Úrsula y Santa Susana, realizadas por Alonso de Mena.

Este retablo proviene de la Basílica de la Virgen de las Angustias, patrona de Granada, fue cedido a esta iglesia a comienzos del siglo XIX.

La titular es la conocida imagen de la Virgen de las Angustias realizada en el siglo XVIII, que se sitúa en el centro del retablo y que es procesionada desde este templo en la Semana Santa sobre uno de los más bellos tronos granadinos, que reproduce en plata repujada las arquerías del Patio de los Leones. A su Cofradía perteneció Federico García Lorca.



   

En la explanada delante de la iglesia hay una pequeña cruz de hierro sobre una columna de piedra y con un enorme cartelón para recordar que en esta ciudad sufrieron martirio miles de cristianos a lo largo de los 781 años de dominio musulmán, en concreto quería inmortalizar el martirio de los franciscanos Juan de Dueñas y Pedro Cetina.  


 cruz de hierro y cartelón, al fondo el Palacio de Carlos V

Y seguimos por la Calle Real hacia el Parador, pero en el camino hay varias cosas:

Baño de la Mezquita y casa, en la entrada hay un pequeño patio con un pilar y una galería de madera y después ya están el resto de estancias.

Esta edificación corresponde a lo que en su tiempo era el baño de la Mezquita Mayor de la Alhambra. Se trata de una construcción peculiar, ya que sus diferentes salas no están dispuestas de forma paralela, como suele ser habitual en la arquitectura de los baños nazaríes. La sala de vestuario sigue la misma tipología que el Baño Real de Comares al presentar una linterna central, la sala fría está compuesta por una bóveda y la sala caliente es rectangular y tiene diferentes alcobas laterales.

Los baños árabes cumplían varias misiones, por un lado la limpieza corporal y espiritual, imprescindible para acceder al recinto de la oración. Por otro al ser propiedad de las mezquitas en muchas ocasiones, como el que nos ocupa, lo recaudado por su uso ayudaba al mantenimiento de estas. Su distribución la toman los árabes de las termas romanas, con las distintas salas de agua caliente, templada y fría.

Se accede a un pequeño patio (donde se encuentra un pilar típico en Granada) junto al que se encuentra la caldera para calentar el agua. Después está  la primera sala, la caliente, la cual se cubre con bóveda de ladrillo en la que se abren pequeñas claraboyas con forma estrellada para la iluminación. A los lados de la sala se abren con dobles arcos de ladrillo sobre columnas habitaciones laterales, llamadas alanías, espacio dedicado a las bañeras. Las siguientes salas serán para el agua templada y fría, de idénticas características. Finalmente se accede a través de un pasillo en recodo a una sala con una alta linterna cuadrada en la que se abren dieciséis ventanillas, aquí se han conservado algunos restos de yeserías. 

         
típico pilar en el patio de la entrada          sala con 16 ventanillas

     
              salas con claraboyas estrelladas para la iluminación

Seguimos y llegamos al Centro de atención al visitante, es una casa muy bonita y tiene un patio exterior con una fuente tipo alberca y un pilar.

Aquí ofrece al visitante diferentes servicios como: información; máquinas expendedoras de comida y bebida; audioguia; signoguía; atención sanitaria; mochilas portabebes; correos; consigna....

Alberca
Pilar
Centro de atención al visitante
Más adelante están las oficinas del Patronato de la Alhambra (El Patronato de la Alhambra y el Generalife es un Organismo Autónomo adscrito a la Consejería de Cultura y Deporte, de la Junta de Andalucía, creado por decreto de 19 de Marzo de 1985.  Desde su fundación hace dos décadas hasta el día de hoy, el Patronato de la Alhambra y el Generalife ha velado por la preservación y conservación de este Monumento. Además, el Patronato emprende cada día nuevos proyectos y actividades que ayudan a la difusión de este legado entre todos sus visitantes) y por detrás se encuentra este pilar tan bonito: 


Seguimos hasta el Parador de San Francisco, sobre el convento de San Francisco, instituido por voluntad real en 1.494 sobre un palacio nazarí, el palacio de los Infantes de Muhammad III (1303-1.309). Tras la Desamortización de Mendizabal los franciscanos abandonaron el monasterio en 1.835 siendo utilizado como cuartel en el siglo XIX, se recuperó de su ruina absoluta entre 1.927 y 1.936, para convertirlo en residencia de Pintores paisajistas. Más adelante en 1954 se instaló el actual Parador Nacional de Turismo.

El Palacio musulmán seguía el esquema de palacio en forma de cruz como el del Generalife, era un palacio centrado por un patio alargado, atravesado por una acequia, que se encuentra actualmente en lo que era el claustro del monasterio franciscano. Tenía galerías porticadas y salas en sus testeros, de las que se conserva la Oriental, actualmente la conocida como Sala Árabe, junto al patio del claustro.

Del convento queda el claustro de dos plantas con arcos soportados por columnas de mármol. En la planta baja se han instalado salones y uno de ellos es la conocida como sala Árabe, restos del palacio musulmán. La acequia original nazarí atraviesa el patio del claustro. En la planta superior estaban las celdas de los monjes que son las actuales habitaciones del Parador.

Antes de entrar al Parador hay un gran patio exterior con empedrado granadino y una pequeña fuente y un pilar.

 
      Parador de San Francisco                                 pilar en el patio de la entrada

 
                                        Patio interior con alberca y fuente central

Pasando la cafetería entramos en dos patios, ambos con su pilar adosado a la pared y su fuente en el centro, el primer patio es más modesto pues el suelo es de losetas de barro y la fuente central y el pilar más pequeños, el segundo patio está empedrado, la fuente central más grande y el pilar de 1783 es muy bonito. Delante de este segundo patio hay un pequeño jardín botánico con cantidad de plantas y árboles con sus correspondientes letreros indicando su nombre y especie. Las vistas son al Generalife y es una delicia. 

 Primer patio con pilar y pequeña fuente en el centro  


Pilar de 1783 del segundo patio 
Fuente del segundo patio
          


   

  














Al lado está lo que se llama Parador Museo, aquí se encuentra un rincón, hoy conocido como Patio de Isabel la Católica.

Del palacio árabe se conserva un espléndido mirador en la crujía septentrional con vistas al Generalife, delante de dicho mirador hay una maravillosa cúpula de mocárabes como las que extendió por la Alhambra Muhammad V lo que nos hace suponer que este sultán modificó el palacio árabe, el arco de entrada y los arcos correspondientes a los tres lados restantes conservan inscripciones del lema nazarí y alabanzas a Muhammad V. Debajo de la cúpula se encuentra las tumbas provisionales de los Reyes Católicos, pues se enterraron en este lugar hasta 1521 en se trasladaron a la Capilla Real. Las yeserías se asemejan a las de las salas de las Dos Hermanas y de los Abencerrajes.

El 12 de octubre de 1504, Isabel la Católica dictó testamento en Medina del Campo (Valladolid). En el documento expresaba su voluntad de ser sepultada en este modesto convento. Al cabo de un mes, el 16 de noviembre, la reina expiró y a los pocos días el cortejo fúnebre inició un penoso viaje de 23 jornadas, con fríos intensos y lluvias torrenciales que desbordaban ríos y arrastraban puentes. El cuerpo fue sepultado en este mismo lugar el 18 de diciembre.

El 6 de febrero de 1518 se sumaron a sus restos los del Fernando. Sin embargo, una vez terminada la Capilla Real, el Emperador Carlos dictó que los cuerpos de sus abuelos fueran allí trasladados, hecho que aconteció el 10 de noviembre de 1521.



   


Volvemos sobre nuestros pasos y llegamos a la plaza, bajamos por unas escaleras al lado de los cañones que nos conducen, por una amplia calle antemuro, al pie de la muralla, reforzada tras la  conquista, mediante restos de lajas sepulcrales,  a la Puerta de la Justicia, por la cara menos conocida.

Esta cara de la Puerta conserva parte de la preciosa decoración original de rombos cerámicos en las albanegas del arco de herradura.

Al entrar en ella vemos un Retablo, obra de Diego de Navas el Joven, que se construyó a petición de los vecinos de la Alhambra en 1588, en el lugar en que se celebró la primera Misa tras la conquista. Su diseño es de origen vignolesco y consta de mesa de altar, banco, tres calles, un piso y remate o ático, mientras que sus pinturas y las de los laterales se atribuyen al taller de Pedro de Raxis, uno de los pintores que marcaron el inicio del naturalismo barroco en Granada.

Junto al retablo, un azulejo incrustado en la pared del pasadizo recuerda los hechos y personajes relacionados con la conquista. Esta inscripción originariamente fue colocada en la Plaza de los Aljibes en 1494, trasladándose a este lugar en 1599.

Esta capilla permanece cerrada durante todo el año con la excepción del día  2 de enero, día de la Toma de Granada por los Reyes Católicos, en el que el Patronato de la Alhambra mantiene la tradición de abrir sus puertas para que sea contemplada por los visitantes del monumento.

 puerta donde se aprecia el retablo cerrado

 Retablo de la Puerta de la Justicia abierto el 2 de enero

Es la más monumental de las cuatro puertas exteriores del recinto amurallado de la Alhambra.

La Puerta de la Justicia, conocida también como Puerta de la Ley en tiempos de los árabes, Bib-Xarea, fue mandada construir por Yusuf I en 1348. No obstante parece ser que su verdadero nombre era Bib-Xaria, Puerta de la explanada y hacía referencia al espacio que delante de ella había. Esta explanada, hoy ocupada por jardines, arboleda y paseos, funcionaba como campamento, campo de maniobras y desfiles y se extendía hasta Siete Suelos.

De hecho, aparte de su función estructural, esta Puerta posee uno de los valores simbólicos más destacados de la Alhambra: la mano en la clave del gran arco de fachada y la llave en la clave del arco de entrada (símbolos islámicos), contrastan con la imagen gótica de la Virgen y el Niño, de Roberto Alemán, emplazada por orden de los Reyes Católicos en 1501, sobre la inscripción árabe fundacional de la puerta.
Cuatro columnas adosadas en cuyos capiteles aparece la profesión de Fe musulmana, enmarcan el portón de la entrada que ha conservado sus hojas de madera chapadas en hierro y demás herrajes originales, recientemente restaurados.

El interior, como es característico de estas construcciones defensivas, se desarrolla en doble recodo, salvando un pronunciado desnivel, cubierto sucesivamente por bóvedas de aristas y una cúpula, pintadas con ladrillo rojo fingido, una de las características de la arquitectura nazarí.

 La Puerta de la Justicia

 la mano en el arco de la fachada

 la llave en la clave del arco de entrada 

 imagen gótica de la Virgen y el Niño

En la explanada de la Puerta de la Justicia hay un pilar dedicado al escritor Washington Irving por la ciudad de Granada, con motivo del centenario de su muerte, tiene una inscripción que dice:

"Granada a Washington Irving 1859-1959”.




Junto a la puerta puede observarse un baluarte circular de artillería cristiana desde el que desciende un muro en piedra labrada, ante el que se talló una de las obras maestras del Renacimiento granadino, el Pilar de Carlos V.

    baluarte circular de artillería cristiana y pilar

Pilar de Carlos V obra de Pedro Machuca del siglo XVI (conocido en el siglo XVII como pilar de las Cornetas).

Junto a la Puerta de la Justicia en un muro de piedra labrada se talló una de las obras maestras del Renacimiento granadino, el Pilar de Carlos V (de 11 m. de largo, por 6 m. de alto) con dos cuerpos de altura y composición tripartita centrada en torno a tres mascarones surtidores. Estos son interpretados por algunos como símbolos de los ríos de Granada: Darro, Beiro y Genil, y otros como el Verano, Primavera y Otoño por tener sus cabezas coronadas con espigas, flores y frutas.

En el centro del segundo cuerpo existe una cartela con inscripción alusiva al Emperador Carlos V, flanqueado por pilastras que acogen las armas de Borgoña y Lorena con las columnas de Hércules. Se remata con un ático de medio punto en cuyo tímpano está esculpido el escudo imperial.

El muro sobre el que se apoya el pilar, presenta cuatro medallones tallados con personajes mitológicos alusivos todos ellos al Emperador y a la Orden del Toisón.

El pilar está enclavado en el cubo de defensa hecho en 1568 para protección de la próxima puerta de la Justicia, actualmente una de las entradas principales de la Alhambra.

  
   Pilar de Carlos V


Seguimos bajando por el camino de tierra y nos encontramos con cascadas de agua y una Escultura a  Washington Irving, escritor estadounidense del Romanticismo. Vino a España, en 1826, para estudiar en El Escorial los documentos relativos al descubrimiento del Nuevo Mundo y terminó siendo embajador de su país en España, hasta 1845. Sus largas estancias aquí le llevaron a conocer profundamente la historia y la literatura española y a identificarse de tal modo con su espíritu, que llegó a ser un hispanista de la más alta calidad, y seguramente el primero en la historia de su país.

Irving visitó en dos ocasiones la ciudad de la Alhambra, una primera entre el 9 y el 20 de mayo de 1828, cuando se alojó en la Fonda del Comercio, y una segunda, entre el 4 de mayo y el 28 de julio de 1829, ya en el interior del palacio nazarí, cumpliendo así uno de sus anhelos. El primer Patronato de la Alhambra colocó en 1914 una placa de mármol en las habitaciones que ocupó, que se habían diseñado para el emperador Carlos V.


La escultura de Washington Irving en el Bosque de la Alhambra es en homenaje a la figura del escritor norteamericano con motivo del 150 aniversario de su muerte. La obra de bronce mide 2,15 metros de altura, es del artista madrileño Julio López y fue instalada a finales de 2009. A los pies pone “Hijo de la Alhambra”.

  escultura por 150 años de su muerte

Un poco más abajo y a la derecha hay una cascada de agua que nutre las acequias que hay a ambos lados del sendero.

   

Ya llegando al final de la cuesta, y antes de salir por la Puerta de las Granadas,  hay una cruz de piedra y un pilar de 1835.
La Cruz de la Puerta de las Granadas fue mandada construir por el artillero Leandro de Palencia, a cuyo coste se construyó sobre fuste de mármol y que data de 1599. Su instalación en el antiguo recinto real de la dinastía nazarita de Granada obedece a ese proceso de cristianización de la ciudad, iniciada en el siglo XVI y que terminaría por hacer de Granada lo que el profesor Emilio Orozco convino en decir: la gran Christianopolis.

  cruz de 1599     
pilar de 1835
   
                                      



























 
                                    
















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