Hay varios caminos para subir a
la Alhambra, pero el más común es por la Cuesta de Gomérez y ese es el que
haremos.
La Cuesta de Gomérez
comienza en Plaza Nueva. Como se diría en Granada, "es mu empiná", es
decir, la pendiente ascendente es considerable, ya que recordemos que la
Alhambra está situada en lo alto de una colina. De hecho, cuando estamos
situados en su comienzo podemos comprobar que a izquierda y derecha se sitúan
sendas colinas: la Sabika y del Mauror respectivamente.
El primer tramo de la calle fue
desarrollado a partir del siglo XVI, ya que esta zona era el final del barranco
de la Sabika. Posterior a su embovedado, y coincidiendo con el del río Darro,
se desarrolló el acceso que ahora disfrutamos.
La Cuesta de Gomérez, es una
calle peatonal, recomendable por su belleza y salpicada de comercios singulares
que la convierten en digna antesala de lo que al final de su recorrido vamos a
poder ver. Los comercios que suele haber son talleres de guitarras (Granada es la
ciudad de las guitarras, hoy día hay
como 20-25 constructores de guitarras que se venden en todo el mundo, se pueden
hacer por encargo), hostales, tiendas de recuerdos y talleres de Taracea que es una técnica para trabajar la madera que toma su
nombre de la palabra árabe Tar'sia, que significa incrustación porque se trata
de una labor en la que se incrustan o enlazan diversas piezas de madera entre
sí junto a otros materiales, como marfil, hueso, nácar y plata con el fin de
lograr motivos decorativos. En la actualidad, se sigue empleando la madera,
pero las piezas que se incrustan suelen ser de resinas sintéticas que
reproducen perfectamente los tonos blancos del marfil y el nácar.
Los orígenes son muy remotos, se
empleaba en la antigua Mesopotamia y los romanos la hicieron suya cuando
conquistaron Grecia, pero la taracea se perdió en Europa con el fin del Imperio
Romano. Volvió a resurgir con la llegada de los árabes, que la trajeron de la
India, que a su vez la había importado de China. En España vivió su momento de
esplendor a mediados del siglo XIV, especialmente en Toledo y Granada: cajas,
bandejas, mesas, sillones, bargueño y todo tipo de muebles se construyeron con
esta técnica. Los mudéjares (musulmanes que se quedaron en territorio cristiano
después de la reconquista) la convirtieron en uno de los elementos más
distintivos de su arte. De España saltó con las tropas del Gran Capitán a
Italia, y se convirtió en una de las artes características del Renacimiento.
Dado que esta técnica sigue presente en la ciudad de Granada
y que se trata de una ciudad de influencia árabe. Las grecas más utilizadas son
estrellas de 8 puntas y grecas geométricas típicas de esta cultura.
Al ser un producto elaborado principalmente mediante diferentes
tipos de maderas, los colores más habituales son el color crudo, diferentes
tonalidades de marrones, en algunos casos el negro o rojo.
En Granada nunca se ha perdido esta técnica.
Subiendo a la izquierda está la
Calle Almanzora Baja y luego la Calle Almanzora Alta y allí está el mirador. Las vistas son de
todo el Albaicín, y cuando digo todo, es todo, desde la Calle Elvira hasta San
Miguel Alto. Allí te puedes tirar horas mirando e intentando adivinar los
diferentes edificios.
Juan nació en un pueblo de
Portugal en 1495 pero se vino a Granada en 1538 y abre una librería en la Calle
Elvira (hoy allí hay una pequeña ermita con su nombre), y un día escuchando un
sermón de San Juan de Ávila, se produce una transformación en su persona y
comienza a ayudar a los desprotegidos.
En un principio Juan utiliza las
casas de sus bienhechores para acoger a los enfermos y desfavorecidos de la
ciudad. Pero pronto tuvo que alquilar una casa, en la calle Lucena, donde monta
su primer hospital. Pronto crece su fama por Granada, y el obispo le pone el
nombre de Juan de Dios. En los siguientes diez años crece su obra y abre otro hospital en la Cuesta de Gomérez,
creado a mediados del siglo XVI, como se le queda pequeño los jerónimos le
ceden unos terrenos para construir un hospital más grande, el conocido Hospital
de San Juan de Dios, pero el santo no llegó a verlo pues murió unos años más
tarde desde que comenzaron las obras.
El 8 de marzo de 1550, a los 55
años, moría Juan de Dios en Granada, víctima de una pulmonía a consecuencia de
haberse tirado al Genil para salvar a un joven que, aprovechando la crecida del
río, había ido para hacer leña pero se cayó en medio de la corriente y estaba
en trance de ahogarse. Lógico final para una vida totalmente entregada a los
demás.
Fue beatificado por el papa
Urbano VIII el 1 de septiembre de 1630 y canonizado por el papa Alejandro VIII,
el 16 de octubre de 1690. Fue nombrado santo patrón de los hospitales y de los
enfermos.
San Juan de Dios fue enterrado en
el convento de la Victoria de Granada (Carmen de los Minimos) en el año 1550 y
sus restos permanecieron en el mismo hasta el año 1664, el día 28 de Noviembre
de aquel año, los hermanos de San Juan de Dios trasladaron sus restos a la
iglesia del Hospital de San Juan de Dios; donde permanecieron hasta el día de
la bendición de la Basílica, el día 26 de Octubre de 1757, que fueron
trasladados al camarín de la Basílica de San Juan de Dios donde se encuentran
actualmente.
Continuando para arriba y al lado de la Puerta de las Granadas,
que es donde termina la calle, se encuentra el Palacio de los
Marqueses de Cartagena, El Palacio de la Cuesta de Gomerez es un edificio de mitad del siglo XVI, cuidadosamente conservado, con dos plantas, alzado y torre. Está situado junto al recinto amurallado de la Alhambra y Puerta de las Granadas.
Tiene una magnífica fachada con gran escudo bajo el frontón. Dispone de un amplio zaguán con pilar heráldico.
Tiene una magnífica fachada con gran escudo bajo el frontón. Dispone de un amplio zaguán con pilar heráldico.
La portada barroca es de piedra de cantería, tiene dos
columnas dóricas estriadas, coronadas por pirámides en planta baja, y
apilastramiento manierista que soporta un frontón partido con apilastramiento
en la superior. Tiene un diáfano patio peristilado con columnas toscanas de
mármol de Elvira sobre las que descansan zapatas de madera tallada. Alrededor
del patio hay varias salas, y al fondo el jardín.
Y llegamos a la Puerta de las Granadas que marca el comienzo
de los bosques de la Alhambra.
Puerta de las Granadas,
Carlos V la mandó construir a Pedro Machuca en 1536. De diseño renacentista,
fue denominada hasta el siglo XVIII Puerta de los Gomérez, hasta que se cambió
el nombre por el actual, derivado de las tres granadas que se sitúan en la
parte superior. La estructura es de piedra almohadillada, parecida a la que
también trazara en el palacio de Carlos V de la Alhambra.
En su tímpano podemos contemplar un escudo imperial con
figuras de la Paz y la Abundancia, coronado por las tres grandes granadas que
le brindan el nombre. En el centro, un arco
semicircular con columnas toscanas, más grande y destinado al paso de
carruajes, flanqueado por otros dos más pequeños para el paso de personas.
Esta puerta renacentista sustituyó a otra islámica, cuyos
restos pueden verse a su costado derecho. Tras la Puerta se extiende el Bosque
de la Alhambra, recorrido por tres paseos, peatonales los laterales; el derecho
conduce hacia Torres Bermejas, el Auditorio Manuel de Falla y el Carmen de los
Mártires, mientras que el izquierdo, antiguamente llamado "Cuesta
empedrada", partiendo junto a la Cruz devocional en mármol, de 1641,
conduce al flanco sur de la muralla de la Alhambra donde se encuentran sus
diferentes accesos.
Puerta de las Granadas detalle de las granadas que le dan nombre a la puerta
Tras dicha puerta, nos adentramos en los bosques de la Alhambra,
frondoso bosque de álamos de época cristiana que ha ido modificando su aspecto
a lo largo de los años. El actual corresponde a la remodelación realizada en el
siglo XIX.
Pasada esta puerta hay tres
caminos el de la derecha que conduce a Torres Bermejas, el del centro
lleva al Generalife y antes al Carmen de
los Mártires y a la Casa-Museo de Manuel de Falla y el de la izquierda, que es
el que más se utiliza, lleva a la Alhambra pasando por el Pilar de Carlos V y la Puerta de la Justicia.
Nosotros en este recorrido vamos
a subir por el del centro (que la cuesta es más suave) y bajaremos por el de la izquierda.
Cuando llevamos un rato subiendo por la cuesta y oyendo el murmullo del agua que va corriendo a lo largo de todo el camino, por unos canalillos a ambos lados, vemos a la izquierda la Puerta de Bib-rambla, que se encuentra un poco escondida.
Cuando llevamos un rato subiendo por la cuesta y oyendo el murmullo del agua que va corriendo a lo largo de todo el camino, por unos canalillos a ambos lados, vemos a la izquierda la Puerta de Bib-rambla, que se encuentra un poco escondida.
Puerta monumental de la Granada
musulmana, construida en el siglo XI o XII según algunos estudios recientes,
aunque historiadores anteriores la fechan en la etapa nazarí, también conocida
por Puerta de las Manos y Puerta de las Orejas, por servir para exponer los
miembros cortados a los delincuentes en pasados y bárbaros años. Estaba situada
junto a la plaza de Bib-Rambla, en la calle Salamanca, en un poderoso torreón
de la muralla. Tras el doble arco de
entrada se abría un pasadizo en recodo, para mejorar la defensa, cubierto por
bóvedas esquifadas con lunetos, que terminaba en la plaza del mismo nombre.
La puerta fue demolida en el
siglo XIX por el Ayuntamiento movido por intereses particulares, como vemos el afán especulativo
lamentablemente no es privativo sólo de nuestros días. Sus restos se
conservaron el el Museo arqueológico de la capital de la región granadina hasta
que D Leopoldo Torres Balbás la reconstruyó en los bosques de la Alhambra.
Más adelante, en una gran explanada, se encuentra la Fuente
del Tomate , la Fuente de Ángel Ganivet y una cruz.
- La Fuente del Tomate
parece ser que es una de las dos que se encontraban delante del Convento de los
Carmelitas Descalzos del Campo de los Mártires, según describe Barrios Rozúa en
su “Guía de la Granada desaparecida”.
- La Fuente de Ángel Ganivet
realizada
en 1921 por el escultor almeriense, aunque afincado
en Granada, Juan Cristóbal González Quesada. La escultura representa a un joven atlético que levanta la cabeza de un macho
cabrío que intenta huir sujetándole por los cuernos y el macho cabrío suelta al
aire un chorro de agua, que llena el estanque.
La idea de levantar un
monumento al autor de Granada la bella surgió en 1908, con motivo del décimo
aniversario de su muerte. Pero el proyecto se estuvo dilatando hasta 1918 en
que un grupo de jóvenes del Centro Artístico de Granada, retomó el proyecto y
Juan Cristóbal González se ofreció a realizar la obra de forma gratuita. El Centro Artístico, abrió una cuestación popular para
correr con los gastos del montaje y el ex ministro de Instrucción Pública
Natalio Rivas, que había apadrinado a González, se ofreció a proporcionar los
materiales.
El
monumento se inauguró finalmente el 3 de octubre de 1921.
- Esta cruz pertenecía
al antiguo Convento de Carmelitas Descalzos en el Carmen de los Mártires que
delante de la fachada principal se abría un amplio paseo de frondosos álamos y
en donde se situaban una serie de cruces que conformaban una vía sacra. Esta en
concreto fue donada por el conde de Tendilla en 1641 junto a la columna y
capitel nazarí donde se posa.
Fuente del Tomate, la Fuente de Ángel Ganivet y la cruz
detalles de la Fuente de Ángel Ganivet y de la cruz
detalles de la Fuente de Ángel Ganivet y de la cruz
Seguimos a la derecha por el Paseo de los Mártires, y llegamos al
Carmen de Manuel de Falla, en la entrada hay una gran cruz de piedra,
seguramente sería del antiguo Convento de los Carmelitas Descalzos del Campo de
los Mártires.
La monumental Cruz de los Mártires, se levanta sobre un gran basamento que
sirve para ganar altura. De barrocas formas, rodeada de alta cancela de hierro
y sobre otro poderoso basamento concebido como altar, la Cruz podía verse a
gran distancia a pesar de que vio reducida su altura en un tercio del proyecto
original. Asimismo, se decidió elevar en este sitio un recuerdo de los cristianos
que aquí sufrieron cautiverio y martirio durante el tiempo de de los
musulmanes.
En el pedestal de la Cruz existen varias inscripciones:
En el pedestal de la Cruz existen varias inscripciones:
En la cara del frente.- “JHS. Se erigió esta
Cruz monumental como homenaje a Jesucristo nuestro Redentor para conmemorar la
entrada del siglo XX por iniciativa del Exmo. Sr. D. José Moreno Mazón
arzobispo de Granada a expensas suyas y de varios fieles de Granada y de España
en testimonio de su fe Católica”.
En otra cara.- “Inaugurose el 8 de
Diciembre de 1903 festividad de la Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen
María. Laus Deo Deiparaeque”.
En otra cara- “Eligiose este
memorable lugar llamado de los Mártires, para la erección del presente
monumento, por haber sido martirizados en él por los sarracenos, muchos
cristianos”.
En otra cara.- "Se bendijo la
primera piedra de este monumento por dicho Sr. Arzobispo en 8 de Junio de 1902
con asistencia de las dignas autoridades y gran concurso de pueblo".
El Carmen de Manuel de Falla se encuentra en el llamado Carmen del Ave María, junto al centro Cultural Manuel de Falla. Cuando han pasado ya más de 70 años desde la partida definitiva del viejo músico gaditano, su morada granadina ha reabierto sus puertas después de un intenso trabajo de rehabilitación.
La casa de Manuel de Falla se
encuentra inundada de objetos personales, muchos de los cuales nunca habían
salido de allí, ya que, de hecho, los dejó el propio compositor quién sabe si
pensando en volver pronto.
De 1921 hasta 1939, el músico
Manuel de Falla vivió en la ciudad de Granada, en un sencillo carmen, una
típica casa granadina con huerta o jardín. La vivienda que habitó se ha
convertido en un museo que recrea el ambiente que rodeó al autor de Cádiz, y
donde se conservan su mobiliario, sus recuerdos y objetos personales.
El 28 de septiembre de 1939, el
genial compositor gaditano emprendió el viaje sin retorno desde su residencia
granadina, llevando en su memoria la ciudad que él amó y que el destino de su
arte universal declaró fuente de inspiración. Atrás dejaba casi dos décadas muy
intensas de su vida, quizás las más bellas, y quizás por qué no, las más
amargas.
Tras un gran trabajo de
rehabilitación, el carmen conserva el ambiente donde viviera y compusiera el
más grande compositor español del siglo XX.
Al lado
está el Carmen de los Mártires en él, se halla un palacete, distintos jardines y unos huertos de la etapa
nazarí. Otro encanto con el que nos encontramos son unas estupendas vistas de
Granada y de Sierra Nevada. Los jardines corresponden a distintos estilos,
entre ellos el jardín romántico o paisajista, que se estructura en torno a un
lago en el que hay un torreón en ruinas y una pequeña isla. Además hay un patio
nazarí junto al palacete con una acequia y una gruta típica de este estilo, y
un pequeño jardín monacal dedicado al cultivo de plantas aromáticas y
medicinales.
El
solar donde se alza el actual palacete con sus jardines ha pasado por varias
vicisitudes durante los últimos siglos de la historia granadina. Cuando lo
Reyes Católicos se hicieron con la ciudad de Granada en 1492 encontraron hasta
catorce silos junto a la Torre de los Siete Suelos de la Alhambra, recinto éste
que siempre ejerció el siniestro oficio de mazmorra en el recinto alhambreño.
Todo parece indicar que los primitivos silos para almacenar alimentos fueron
usados también como complejo carcelario donde encerrar a los soldados apresados
en batalla y a los campesinos hechos prisioneros en las incursiones súbitas.
Estos silos, en forma de embudo, llegaron a albergar hasta seiscientos
prisioneros, que recibieron a los Reyes Católicos entre oraciones, sollozos y
gritos de júbilo al ser liberados.
De
“corral de cautivos” (así se llamaba entonces a este lugar) pasó a llamarse
“Campo de los Mártires”, pues la Reina mandó fundar la ermita de los Santos
Mártires, “en memoria de los muchos cristianos que padecieron martirio por la
fe de Cristo”.
De primitiva
ermita pasó a convento carmelita bajo los auspicios del Conde de Tendilla, bien
avanzado el siglo XVI. Su primer prior, de 1582 a 1588, fue Juan de la Cruz, el
notable poeta místico que dio lustre a nuestro glorioso Siglo de Oro.
A
mediados del XIX se destruyó el convento (la desamortización de Mendizábal lo
redujo a escombros en 1837), sobre cuyas ruinas se alzó el actual "Carmen de los Mártires",
construido por el general carlista Don
Carlos Calderón quien compró el terreno para su residencia de veraneo, y más
tarde un posterior propietario, Hubert Meermans, diseñó los jardines, creando
varios distintos estilos de jardín con sus fuentes, estatuas y grutas en distintos
niveles.
En la
actualidad estos jardines han sido declarados Monumento Nacional.
Básicamente,
el conjunto está formado por el palacete (que incluye un patio nazarí), rodeado
por un jardín inglés y un jardín francés (existió un tercer jardín, de traza
española, que fue destruido en los sesenta), un lago con isla, los viejos
jardines y el huerto monacales, así como una serie de terrazas a distinto
nivel, llenas de vegetación, siendo mucho más sobria la que da acceso al
conjunto y al palacio.
Nada
más entrar, si nos dirigimos hacia la derecha, nos encontramos con la explanada
por la que se accede al palacio. Destacan aquí un par de estatuas regias de Fernando VI y Carlos III de 1930 y entre ellas una fuente art nouveau en forma
de concha, de 1896.
Al final, la fachada principal del palacete de traza neoclásica al que se accede por un pórtico toscano formado por cuatro columnas de mármol; sobre un entablamento apoyaban los balaustres que protegen una amplia terraza. La portada se enriquece con elementos arquitectónicos tallados en piedra, además del bello pilar que se adosa a la izquierda.
El creador de los jardines
históricos fue el banquero granadino Antonio Calderón entre los años 1858 y
1861. Aunque de autor anónimo se atribuye su creación a un jardinero francés,
que buscó la construcción de cuatro jardines de estilos diferentes en torno a
la casa, situada en la zona más llana del terreno: un jardín español en la
terraza situada por debajo de la casa, y por encima de ella un jardín barroco
francés, un jardín inglés y un jardín clasicista. Como protección y como zona
de separación con los muros de la Alhambra se crea una zona de bosquetes,
desforestada a mediados del siglo XX para la construcción de un hotel
felizmente no llevado a cabo por la adquisición del Carmen por el Ayuntamiento
de Granada.
El Jardín Francés: Está
conformado por una plazoleta circular en el centro de una encrucijada centrada
por una fuente consagrada a Neptuno y rodeada por parterres sombreados por
grandes magnolios, palmeras y naranjos, que le han dado un aspecto paisajista a
su original configuración baja y recortada. El jardín se adornó con estatuas de
terracota, que representan a las cuatro estaciones y a los cuatro elementos. En
el siglo XIX desapareció la escultura que representaba a la Primavera. Su
actual conservador José Tito atribuye su autoría a algún artista de Málaga,
ciudad en la que en el siglo XIX existían varios talleres y artistas dedicados
a la realización de terracotas, que adquirieron fama internacional.
El Jardín inglés: Ubicado tras la
casa está constituido por un bosquete de palmeras y cuadros irregulares, donde
destaca en su centro la fuente de tres tazas construida por el Duque del
Infantado.
El Jardín Romántico: Es el
espacio mejor conservado. Está formado por un gran estanque, que sirve para el
riego de los jardines y que rodea dos islas, la mayor de las cuales tiene una
falsa ruina medieval con un embarcadero.
Vista de El Lago. Al fondo se ve el puente que da paso al Torreón, situado en una isla en el centro del lago.
Jardín de los Arcos: Fueron
realizados durante la época en que Meersmans fue propietario del Carmen,
destacando la fuente modernista y las estatuas de Carlos III y de Fernando VI
en la gran explanada situada delante de la casa, y las arquitecturas vegetales
y la fuente del Tritón ubicados en el estrecho Jardín de los Arcos, localizado
en un nivel inferior a la explanada con excelentes vistas sobre la Vega de
Granada y Sierra Nevada.
Jardín de los Arcos |
Fuente del Tritón |
Patio Neonazarí: Fue realizado en
el año 1944 por el Duque del Infantado y se inspira claramente en los patios de
Comares y del Generalife de la Alhambra.
Patio nazarí con su acequia
El acueducto y el cedro de San Juan de la Cruz: Del primitivo convento
carmelita en la actualidad sólo se conservan algunos restos de muros, el acueducto que traía el agua desde el
Generalife hasta el lago, con el que se regaban las huertas del convento, en la
actualidad recuperadas, y el famoso cedro
mejicano, que según la leyenda fue plantado por San Juan de la Cruz cuando era
prior del convento, bajo el famoso cedro
hay una placa que dice:
“Es fama que este cedro corpulento que hoy
mitiga del sol la ardiente luz, floreció ayer por divinal portento, del báculo
que usaba en el convento su extático prior Juan de la Cruz.”
Lo más curioso
es que no se trata de un cedro, ni es seguro que lo plantara el propio místico,
como la leyenda asegura. Se trata de una extraña variedad de ciprés (Cupressus
lusitanica), que se da en Méjico y que algún fraile carmelita debió de traer de
su misión evangelizadora al otro lado del Atlántico.
En uno de los
jardines monacales, justo el situado junto al Lago, hay un monolito con un busto de San Juan de la Cruz y en él
aparece un pasaje de “Canciones entre el alma y del Esposo”: “Mil gracias derramando, pasó por estos
sotos con presura”
Más abajo,
cerca de la base del pedestal, se lee esta dedicatoria: “La ciudad de Granada a San Juan de la Cruz. Febrero de 2002.”
Busto de San Juan de la Cruz |
Acueducto y huerto del convento carmelita
Cedro |
Dentro del recinto del Carmen de los Mártires hay una vivienda y adosado a ella se encuentra un pilar con un mosaico que hace referencia a San Juan de la Cruz:
“de 1582 a 1588 siendo prior del Convento de los Mártires de Carmelitas Descalzos (demolido en 1850) el místico doctor de la iglesia y protector de los atribulados San Juan de la Cruz, escribió sus admirables tratados: Subida del Monte Carmelo; Noche oscura del alma; Cántico espiritual y Llama de amor viva”.
Volvemos sobre nuestros pasos y está el hotel más emblemático de Granada es el Hotel Alhambra Palace, inaugurado por el rey Alfonso XIII en 1910 inspirado en el monumento nazarí. Su figura se divisa desde toda la ciudad por su intenso color rojo.
Desde el hotel podemos ir, por el
Callejón Niño del Royo, a la Fundación
Rodríguez Acosta y al final de esta calle se encuentra Torres Bermejas:
Fundación
Rodríguez–Acosta,
es un carmen en la colina de la Alhambra que también alberga el
Instituto y Museo Gómez-Moreno.
El carmen, que fue construido a
principios del pasado siglo (1914-1928), se encuentra en las cercanías de las
Torres Bermejas, y recoge los estilos más característicos de la Europa de los
años veinte y treinta.
La casa donde está situada la
Fundación Rodríguez Acosta es un compendio de estilos y fue decorada con los
objetos que trajo el pintor José María Rodríguez Acosta de una parte
y otra del mundo, de ahí su exótico aspecto.
José María Rodríguez Acosta, fue un pintor granadino que vivió al margen del mundo artístico y consagrado únicamente a su propia obra, ya que su patrimonio familiar le permitía esos lujos.
José María Rodríguez Acosta, fue un pintor granadino que vivió al margen del mundo artístico y consagrado únicamente a su propia obra, ya que su patrimonio familiar le permitía esos lujos.
La Fundación se constituyó en Granada en 1941,
tras la muerte del pintor, y está ubicada en el carmen que él mismo había hecho
construir en el siglo pasado.
En él se creó el Instituto Gómez
Moreno, en 1973, con el fin de acoger y difundir el legado de Manuel
Gómez-Moreno Martínez.
Dicho legado se compone de una
rica colección de obras de arte histórico y objetos arqueológicos: frescos de
Palomino, las tallas del Bautista y pinturas de Bocanegra, esculturas, dibujos,
esmaltes, cerámicas, vidrios, exvotos ibéricos, vasos griegos, y de una
biblioteca y un archivo especializados que conservan los materiales y los
resultados de su extraordinaria labor intelectual.
La parte principal de sus
instalaciones está destinada a museo y a salas de consulta para investigadores.
La Fundación tiene como cometido primordial el favorecer todo género de
investigaciones científicas y potenciar e incentivar la cultura.
El pintor José Rodríguez Acosta
reunió a principios del siglo XX su estudio, sus lienzos y sus caprichosas
colecciones en este fastuoso carmen granadino. El Carmen-Estudio de la
Fundación Rodríguez Acosta, aunque contó con la ayuda de los varios
arquitectos, fue auténticamente diseñado por el pintor José Mª Rodríguez
Acosta. Se trata de una compleja obra de arquitectura y jardinería, donde se
mezclan lo occidental (clásico) con lo oriental (árabe), tanto en la
arquitectura como en la decoración de jardines y edificio. Por una escalera de
caracol elíptica se accede a la parte superior, donde se encuentra la
Biblioteca-Museo, centrada por un gran fanal desde el que se ve el vestíbulo de
entrada. La Biblioteca-Museo es un espacio formado por un interesante conjunto
de obras, producto del interés coleccionista del pintor. Constituyen un variado
conjunto de pinturas, esculturas, cerámica, etc., de las más variadas culturas:
griega, romana, ibera, japonesa, china, egipcia,... De gran interés es también
la Biblioteca, con obras de arte y literatura. Se completa esta obra con la
Residencia para Artistas destinada a becarios.
El edificio y sus espectaculares
jardines están considerados uno de los conjuntos arquitectónicos más relevantes
de su época, por lo que fue declarado Monumento Histórico Artístico por Real
Decreto de 22/12/1982. La actual legislación sobre el Patrimonio Histórico
Español le confiere el título de BIC (Bien de Interés Cultural).
Fachada y exterior de la Fundación Rodríguez Acosta
interior de la Fundación Rodríguez Acosta
Torres Bermejas,
es una fortaleza situada en la colina del Mauror, frente a la Alhambra, formó
parte del amurallamiento de la Granada musulmana.
Actualmente subsisten tres torres
de argamasa, con puerta abierta entre dos de ellas, con un baluarte en su parte
que mira hacia el Albaicín, y un aljibe bajo el mismo. Las tres torres son de
diferente tamaño, siendo la mayor la del centro, con tres plantas.
Originalmente, formaban parte de
un castillo, que estaba situado en la cerca oriental de la ciudad nueva. Se
construyó en el siglo IX, aunque sufrió sucesivas remodelaciones en época
nazarí, y en los siglos XVI y XX.
Las Torres Bermejas constituyen
un importante baluarte fortificado para la defensa del sector en que se
encuentran, y están enlazadas mediante una muralla con la Alcazaba de la
Alhambra.
Tiene unas vistas estupenda de
parte de la Alhambra, sobre todo de la Torre de la Vela.
Torres Bermejas
Si volvemos al paseo central y un
poco más allá de la explanada donde se encuentra la fuente del tomate, está la Fuente
del Pimiento, un poco más rechoncha que la anterior, y cerca de unas
escalerillas que dan al Paseo del Generalife.
La Fuente del Pimiento
cuyo origen no está muy claro, parece ser que estaba colocada junto al Carmen
de los Mártires cuando en 1537 San Juan de la Cruz fundo el convento carmelita,
actualmente está situada en el bosque de la Sabika, en pleno bosque de la
Alhambra como lo conocemos popularmente, rodeada de frondosos árboles y de unos
asientos de piedra, cuando te encuentras aquí sentada el murmullo y el susurro
de su agua hacen de este espacio un acogedor rincón para el descanso después de
la subida desde Plaza Nueva sobre todo, en los días calurosos del estío se
agradece este respiro antes de introducirnos en el recinto de la Alhambra,
cumple la labor junto a las demás fuentes, arroyos y cataratas de introducirnos
en el significado tan importante que tiene el agua para en nuestra ciudad.
Volviendo al Paseo del Generalife
hay un caminillo de piedra que transcurre
hacia la entrada de la Alhambra, es el Carril de Carros (llamado así
porque conduce a la Puerta de Carros), hay un pequeño pilar.
Llegamos a la Puerta de Carros para entrar en la explanada donde se encuentran los cuatro cañones, el Palacio de Carlos V, la Iglesia Santa María de la Alhambra y la Calle Real de la Alhambra que conduce al Parador de San Francisco y al Generalife.
Puerta de los Carros, esta
puerta fue abierta después de la conquista y, evidentemente, permitía que
entraran en la Alhambra carros para transportar los materiales que se emplearon
en la construcción del Palacio de Carlos V.
la entrada más grande es para los coches y la más pequeña para los peatones
Pasada la puerta nos encontramos con la explanada donde se
encuentran los cuatro cañones que miran hacía la ciudad, se supone que
protegieron la fortaleza en tiempos remotos.
Al fondo la Iglesia Santa María de la Alhambra
Al fondo la Iglesia Santa María de la Alhambra
Nos dirigimos a la Puerta del
vino que da acceso al Plaza de los aljibes y a la Alcazaba, que se visita
cuando la Alhambra.
Puerta del Vino,
en cierto modo esta Puerta, mantiene una función semejante a la que tuvo en la
época nazarí. Es la Puerta principal de acceso a la Medina de la Alhambra, la
que encierra, dentro del común recinto amurallado de la fortaleza, el sector
residencial y artesano al servicio de la corte.
Al ser puerta interior su acceso
es directo, a diferencia de las puertas exteriores que debían estar más
protegidas y eran construidas en recodo. No obstante, en su ámbito interior
conserva el espacio necesario y los bancos para la guardia que controlaba el
paso.
Estructuralmente es uno de los edificios más antiguos de la Alhambra
nazarí, siendo atribuida su edificación a la época del Sultán Muhammad III
(1302-1309), aunque la decoración de sus dos fachadas corresponde a épocas
diferentes.
Concretamente la portada de
poniente, labrada en piedra arenisca, debe pertenecer a finales del siglo XIII
o principios del siglo XIV, aunque la lápida que figura sobre el dintel del
arco menciona al Sultán Muhammad V que
gobernó en la segunda mitad del siglo XIV. Esta fachada de poniente era la exterior por lo que sobre la clave del arco aparece la
tradicional llave simbólica.
La portada interior, la de
levante, aun siguiendo un esquema semejante, fue decorada en época del segundo
mandato del Sultán Muhammad V, concretamente después de 1367, fecha de las
campañas militares de Jaén, Baeza y Úbeda. Destacan de su decoración las
delicadas albanegas del arco, realizadas en azulejos de cuerda seca, la
composición en yesería que enmarca la ventana de la planta superior y los
restos de pintura policromada que se conservan a la derecha del arco.
Las labores de restauración de la
Puerta del vino han descubierto un hecho insólito en la Alhambra: el empleo de
yeso rojo en elementos decorativos de yeserías. Destaca por un color muy
intenso, que se debe a que ya estaba contaminado desde la cantera y contenía
gran cantidad de impurezas ferruginosas, que le dan ese profundo tono. Por lo
tanto, no se aplicó a través de cualquier tipo de pigmento o colorante que se
utilizara posteriormente al trabajo de talla.
El yeso rojo entra a formar parte
de los misterios de la Alhambra, pues se desconoce con qué finalidad se empleó.
Se sabe que, para su terminación y acabado, se aplicaba una capa blanca y su
policromía final, por lo que ese tono rojo quedaba oculto y no llegaba a verse
nunca. Además, comparte espacios con otros elementos de la fachada que se
realizaron con yesos negros y blancos, como suele ser habitual en la
arquitectura islámica.
Puerta del Vino detalle de las cerámicas de los lados
Plaza de los Aljibes Esta
plaza era un barranco o foso que separaba la Alcazaba del resto de la Alhambra.
Después de la conquista cristiana se rellenó el barranco para construir un
aljibe. Hoy, permite el acceso a la Alcazaba. HAsta hace una decena de años se
podía beber agua extraída del aljibe ya que había un kiosco con un pozo abierto
al aljibe. Los granadinos y visitantes solían acudir con asiduidad a beber
dicha agua.
El nombre de esta plaza proviene
de unos aljibes que construyó el Conde de Tendilla en 1494 en el barranco que
separa la Alcazaba y los palacios. Estos aljibes, de 34 metros de largo, 6 de
ancho y 8 de alto, se convirtieron posteriormente en la plaza actual al
soterrarlos junto con las calles y las plazas circundantes. La plaza forma una
extensa explanada entre las torres y las defensas de la Alhambra por un lado, y
por otro por la Puerta del Vino y los Palacios árabes y el Palacio de Carlos V,
que nos muestra unas espléndidas vistas de la ciudad, el Albaicín y el
Sacromonte.
Plaza de los aljibes con las torres de la Alcazaba
Enfrente está el Palacio de Carlos V, Su nombre procede que fue realizado para
residencia del emperador Carlos, aunque no queda constancia de que nunca
llegara a habitar en él. Está situado junto al Palacio nazarí y representa un
gran contraste con la arquitectura islámica del resto del recinto. Presenta
planta cuadrada, con patio circular, fue diseñado por Pedro Machuca.
Sorprendente por el año de construcción (1527), muy temprano para sus
características que lo encuadran dentro del manierismo: columnas dóricas en el
primer piso, jónicas en el segundo, y friso con cabezas de toro (bucráneos) de
tradición grecorromana. En algunos aspectos, repite o anticipa ciertas
soluciones arquitectónicas del manierismo en Italia, lo que se explica por la
estancia de Machuca en dicho país y por su habilidad para desarrollar con inventiva
propia ciertos rasgos del incipiente estilo manierista. La construcción se vio
interrumpida en el siglo XVII, hasta que se completó en el siglo XX.
Su fachada es totalmente
renacentista. El primer cuerpo, estilo toscano con almohadillado. El segundo
con elementos de decoración del barroco. Sobre la puerta principal, dos
estatuas aladas de mujer reclinadas en el frontón. Arriba, tres medallones
enmarcados en mármol verde. En los laterales, escenas de Hércules. Los anillos
de hierro de la parte baja son pura decoración.
Encima de la puerta principal hay
un arco serliano (Serliana es el nombre de un recurso arquitectónico muy
utilizado en el Renacimiento y posteriormente en el periodo neoclásico, que
consiste en combinar arcos de medio punto con vanos adintelados).
exterior cuadrado interior circular
puerta principal con arco serliano
A su lado está la entrada para
los Palacios Nazaríes, que ahora no vamos a visitar.
Nos acercamos a la Iglesia de Santa María de la Alhambra Su construcción se llevó a cabo durante los siglos XVI y XVII, en el
antiguo solar donde estaba ubicada la Mezquita Real, en la calle Real,
construída en la época de Muhammed III (1302-1309). Al lado de los Baños Públicos,
todavía conservados, aunque no en su totalidad.
Conquistada Granada por los Reyes Católicos, fueron
derribados los restos de la mezquita para construir en su lugar esta Iglesia,
cuyo titular es Santa Maria de la Encarnación de la Alhambra.
La Iglesia es de planta de cruz latina y capillas
laterales, en su interior destaca un retablo barroco con grandes columnas
salomónicas del siglo XVII, así como el Crucificado y las imágenes de los lados
de Santa Úrsula y Santa Susana, realizadas por Alonso de Mena.
Este retablo proviene de la Basílica de la Virgen de las
Angustias, patrona de Granada, fue cedido a esta iglesia a comienzos del siglo
XIX.
La titular es la conocida imagen de la Virgen de las
Angustias realizada en el siglo XVIII, que se sitúa en el centro del retablo y que
es procesionada desde este templo en la Semana Santa sobre uno de los más
bellos tronos granadinos, que reproduce en plata repujada las arquerías del
Patio de los Leones. A su Cofradía perteneció Federico García Lorca.
En la explanada delante de la iglesia hay una pequeña cruz de hierro sobre una columna de piedra y con un enorme cartelón para recordar que en esta ciudad sufrieron martirio miles de cristianos a lo largo de los 781 años de dominio musulmán, en concreto quería inmortalizar el martirio de los franciscanos Juan de Dueñas y Pedro Cetina.
cruz de hierro y cartelón, al fondo el Palacio de Carlos V
Y seguimos por la Calle Real hacia el Parador, pero en el
camino hay varias cosas:
Baño de la Mezquita
y casa, en la entrada hay un
pequeño patio con un pilar y una galería de madera y después ya están el resto
de estancias.
Esta edificación corresponde a lo
que en su tiempo era el baño de la Mezquita Mayor de la Alhambra. Se trata de
una construcción peculiar, ya que sus diferentes salas no están dispuestas de
forma paralela, como suele ser habitual en la arquitectura de los baños
nazaríes. La sala de vestuario sigue la misma tipología que el Baño Real de
Comares al presentar una linterna central, la sala fría está compuesta por una
bóveda y la sala caliente es rectangular y tiene diferentes alcobas laterales.
Los baños árabes cumplían varias
misiones, por un lado la limpieza corporal y espiritual, imprescindible para
acceder al recinto de la oración. Por otro al ser propiedad de las mezquitas en
muchas ocasiones, como el que nos ocupa, lo recaudado por su uso ayudaba al
mantenimiento de estas. Su distribución la toman los árabes de las termas romanas,
con las distintas salas de agua caliente, templada y fría.
Se accede a un pequeño patio (donde se encuentra un pilar típico en Granada) junto
al que se encuentra la caldera para calentar el agua. Después está la primera sala, la caliente, la cual se
cubre con bóveda de ladrillo en la que se abren pequeñas claraboyas con forma
estrellada para la iluminación. A los lados de la sala se abren con dobles
arcos de ladrillo sobre columnas habitaciones laterales, llamadas alanías,
espacio dedicado a las bañeras. Las siguientes salas serán para el agua templada
y fría, de idénticas características. Finalmente se accede a través de un
pasillo en recodo a una sala con una alta linterna cuadrada en la que se abren
dieciséis ventanillas, aquí se han conservado algunos restos de yeserías.
típico pilar en el patio de la entrada sala con 16 ventanillas
salas con claraboyas estrelladas para la iluminación
Seguimos y llegamos al Centro de atención al visitante,
es una casa muy bonita y tiene un patio exterior con una fuente tipo alberca y
un pilar.
Aquí ofrece al visitante diferentes servicios como: información; máquinas expendedoras de comida y bebida; audioguia; signoguía; atención sanitaria; mochilas portabebes; correos; consigna....
Alberca |
Pilar |
Centro de atención al visitante |
Más adelante están las oficinas del Patronato de la Alhambra (El Patronato de la Alhambra y el Generalife es un Organismo Autónomo adscrito a la Consejería de Cultura y Deporte, de la Junta de Andalucía, creado por decreto de 19 de Marzo de 1985. Desde su fundación hace dos décadas hasta el día de hoy, el Patronato de la Alhambra y el Generalife ha velado por la preservación y conservación de este Monumento. Además, el Patronato emprende cada día nuevos proyectos y actividades que ayudan a la difusión de este legado entre todos sus visitantes) y por detrás se encuentra este pilar tan bonito:
Seguimos hasta el Parador de San Francisco, sobre el convento de San
Francisco, instituido por voluntad real en 1.494 sobre un palacio nazarí, el
palacio de los Infantes de Muhammad III (1303-1.309). Tras la Desamortización
de Mendizabal los franciscanos abandonaron el monasterio en 1.835 siendo
utilizado como cuartel en el siglo XIX, se recuperó de su ruina absoluta entre
1.927 y 1.936, para convertirlo en residencia de Pintores paisajistas. Más adelante
en 1954 se instaló el actual Parador Nacional de Turismo.
El Palacio musulmán seguía el
esquema de palacio en forma de cruz como el del Generalife, era un palacio
centrado por un patio alargado, atravesado por una acequia, que se encuentra
actualmente en lo que era el claustro del monasterio franciscano. Tenía galerías
porticadas y salas en sus testeros, de las que se conserva la Oriental,
actualmente la conocida como Sala Árabe, junto al patio del claustro.
Del convento queda el claustro de
dos plantas con arcos soportados por columnas de mármol. En la planta baja se
han instalado salones y uno de ellos es la conocida como sala Árabe, restos del
palacio musulmán. La acequia original nazarí atraviesa el patio del claustro.
En la planta superior estaban las celdas de los monjes que son las actuales
habitaciones del Parador.
Antes de entrar al Parador hay un
gran patio exterior con empedrado granadino y una pequeña fuente y un pilar.
Parador de San Francisco pilar en el patio de la entrada
Patio interior con alberca y fuente central
Pasando la cafetería entramos en dos patios, ambos con su pilar adosado a la pared y su fuente en el centro, el
primer patio es más modesto pues el suelo es de losetas de barro y la fuente
central y el pilar más pequeños, el segundo
patio está empedrado, la fuente central más grande y el pilar de 1783 es muy
bonito. Delante de este segundo patio hay un pequeño jardín botánico con
cantidad de plantas y árboles con sus correspondientes letreros indicando su
nombre y especie. Las vistas son al Generalife y es una delicia.
Primer patio con pilar y pequeña fuente en el centro
Pilar de 1783 del segundo patio |
Fuente del segundo patio |
Al lado está lo que se llama Parador Museo, aquí se encuentra un rincón, hoy conocido como Patio de Isabel la Católica.
Del palacio
árabe se conserva un espléndido mirador en la crujía septentrional con vistas
al Generalife, delante de dicho mirador hay una maravillosa cúpula de mocárabes
como las que extendió por la Alhambra Muhammad V lo que nos hace suponer que
este sultán modificó el palacio árabe, el arco de entrada y los arcos
correspondientes a los tres lados restantes conservan inscripciones del lema
nazarí y alabanzas a Muhammad V. Debajo de la cúpula se encuentra las tumbas
provisionales de los Reyes Católicos, pues se enterraron en este lugar hasta
1521 en se trasladaron a la Capilla Real. Las yeserías se asemejan a las de las
salas de las Dos Hermanas y de los Abencerrajes.
El 12 de octubre de 1504, Isabel
la Católica dictó testamento en Medina del Campo (Valladolid). En el documento
expresaba su voluntad de ser sepultada en este modesto convento. Al cabo de un
mes, el 16 de noviembre, la reina expiró y a los pocos días el cortejo fúnebre
inició un penoso viaje de 23 jornadas, con fríos intensos y lluvias
torrenciales que desbordaban ríos y arrastraban puentes. El cuerpo fue
sepultado en este mismo lugar el 18 de diciembre.
Volvemos sobre nuestros pasos y llegamos a la plaza, bajamos
por unas escaleras al lado de los cañones que nos conducen, por una amplia
calle antemuro, al pie de la muralla, reforzada tras la conquista, mediante restos de lajas
sepulcrales, a la Puerta de la Justicia,
por la cara menos conocida.
Esta cara de la Puerta conserva
parte de la preciosa decoración original de rombos cerámicos en las albanegas
del arco de herradura.
Al entrar en ella vemos un Retablo,
obra de Diego de Navas el Joven, que se construyó a petición de los vecinos de
la Alhambra en 1588, en el lugar en que se celebró la primera Misa tras la
conquista. Su diseño es de origen vignolesco y consta de mesa de altar, banco,
tres calles, un piso y remate o ático, mientras que sus pinturas y las de los
laterales se atribuyen al taller de Pedro de Raxis, uno de los pintores que
marcaron el inicio del naturalismo barroco en Granada.
Junto al retablo, un azulejo
incrustado en la pared del pasadizo recuerda los hechos y personajes
relacionados con la conquista. Esta inscripción originariamente fue colocada en la Plaza de los Aljibes en 1494, trasladándose a este lugar en 1599.
Esta capilla permanece cerrada durante
todo el año con la excepción del día 2
de enero, día de la Toma de Granada por los Reyes Católicos, en el que el
Patronato de la Alhambra mantiene la tradición de abrir sus puertas para que
sea contemplada por los visitantes del monumento.
puerta donde se aprecia el retablo cerrado
Retablo de la Puerta de la Justicia abierto el 2 de enero
Es la más monumental de las
cuatro puertas exteriores del recinto amurallado de la Alhambra.
La Puerta de la Justicia,
conocida también como Puerta de la Ley en tiempos de los árabes, Bib-Xarea, fue
mandada construir por Yusuf I en 1348. No obstante parece ser que su verdadero
nombre era Bib-Xaria, Puerta de la explanada y hacía referencia al espacio que
delante de ella había. Esta explanada, hoy ocupada por jardines, arboleda y
paseos, funcionaba como campamento, campo de maniobras y desfiles y se extendía
hasta Siete Suelos.
De hecho, aparte de su función
estructural, esta Puerta posee uno de los valores simbólicos más destacados de
la Alhambra: la mano en la clave del
gran arco de fachada y la llave en
la clave del arco de entrada (símbolos islámicos), contrastan con la imagen gótica de la Virgen y el Niño,
de Roberto Alemán, emplazada por orden de los Reyes Católicos en 1501, sobre la
inscripción árabe fundacional de la puerta.
Cuatro columnas adosadas en cuyos
capiteles aparece la profesión de Fe musulmana, enmarcan el portón de la
entrada que ha conservado sus hojas de madera chapadas en hierro y demás
herrajes originales, recientemente restaurados.
El interior, como es
característico de estas construcciones defensivas, se desarrolla en doble
recodo, salvando un pronunciado desnivel, cubierto sucesivamente por bóvedas de
aristas y una cúpula, pintadas con ladrillo rojo fingido, una de las
características de la arquitectura nazarí.
La Puerta de la Justicia
la mano en el arco de la fachada
la llave en la clave del arco de entrada
imagen gótica de la Virgen y el Niño
En la explanada de la Puerta de la Justicia hay un pilar dedicado al escritor Washington Irving por la ciudad de Granada, con motivo del centenario de su muerte, tiene una inscripción que dice:
"Granada a Washington Irving 1859-1959”.
En la explanada de la Puerta de la Justicia hay un pilar dedicado al escritor Washington Irving por la ciudad de Granada, con motivo del centenario de su muerte, tiene una inscripción que dice:
"Granada a Washington Irving 1859-1959”.
Junto a la puerta puede observarse un baluarte circular de
artillería cristiana desde el que desciende un muro en piedra labrada, ante el
que se talló una de las obras maestras del Renacimiento granadino, el Pilar de
Carlos V.
baluarte circular de artillería cristiana y pilar
baluarte circular de artillería cristiana y pilar
Pilar de Carlos V obra de Pedro Machuca del siglo XVI (conocido en el siglo
XVII como pilar de las Cornetas).
Junto a la Puerta de la Justicia en un muro de piedra labrada
se talló una de las obras maestras del Renacimiento granadino, el Pilar de
Carlos V (de 11 m. de largo, por 6 m. de alto) con dos cuerpos de altura y
composición tripartita centrada en torno a tres mascarones surtidores. Estos
son interpretados por algunos como símbolos de los ríos de Granada: Darro,
Beiro y Genil, y otros como el Verano, Primavera y Otoño por tener sus cabezas
coronadas con espigas, flores y frutas.
En el centro del segundo cuerpo existe una cartela con
inscripción alusiva al Emperador Carlos V, flanqueado por pilastras que acogen
las armas de Borgoña y Lorena con las columnas de Hércules. Se remata con un
ático de medio punto en cuyo tímpano está esculpido el escudo imperial.
El muro sobre el que se apoya el pilar, presenta cuatro
medallones tallados con personajes mitológicos alusivos todos ellos al
Emperador y a la Orden del Toisón.
El pilar está enclavado en el cubo de defensa hecho en
1568 para protección de la próxima puerta de la Justicia, actualmente una de
las entradas principales de la Alhambra.
Pilar de Carlos V
Seguimos
bajando por el camino de tierra y nos encontramos con cascadas de agua y una Escultura a Washington Irving, escritor estadounidense del
Romanticismo. Vino a España, en 1826, para estudiar en El Escorial los
documentos relativos al descubrimiento del Nuevo Mundo y terminó siendo
embajador de su país en España, hasta 1845. Sus largas estancias aquí le
llevaron a conocer profundamente la historia y la literatura española y a
identificarse de tal modo con su espíritu, que llegó a ser un hispanista de la
más alta calidad, y seguramente el primero en la historia de su país.
Irving visitó
en dos ocasiones la ciudad de la Alhambra, una primera entre el 9 y el 20 de
mayo de 1828, cuando se alojó en la Fonda del Comercio, y una segunda, entre el
4 de mayo y el 28 de julio de 1829, ya en el interior del palacio nazarí,
cumpliendo así uno de sus anhelos. El primer Patronato de la Alhambra colocó en
1914 una placa de mármol en las habitaciones que ocupó, que se habían diseñado
para el emperador Carlos V.
La escultura de
Washington Irving en el Bosque de la Alhambra es en homenaje a la figura del
escritor norteamericano con motivo del 150 aniversario de su muerte. La obra de
bronce mide 2,15 metros de altura, es del artista madrileño Julio López y fue
instalada a finales de 2009. A los pies pone “Hijo de la Alhambra”.
escultura por 150 años de su muerte
Un
poco más abajo y a la derecha hay una cascada de agua que nutre las acequias
que hay a ambos lados del sendero.
Ya
llegando al final de la cuesta, y antes de salir por la Puerta de las Granadas, hay una cruz de piedra y un pilar de 1835.
La Cruz de la Puerta de las Granadas fue
mandada construir por el artillero Leandro de Palencia, a cuyo coste se
construyó sobre fuste de mármol y que data de 1599. Su instalación en el
antiguo recinto real de la dinastía nazarita de Granada obedece a ese proceso
de cristianización de la ciudad, iniciada en el siglo XVI y que terminaría por
hacer de Granada lo que el profesor Emilio Orozco convino en decir: la gran
Christianopolis.
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