lunes, 2 de diciembre de 2013

La calle San Jerónimo

La aparición de la Calle San Jerónimo –cuyas obras empezaron en el primer tercio del siglo XVI y acabaron a principios del siglo XVII– permitió la configuración de una nueva arteria urbana que comunicaba, la Catedral (en proceso de construcción) con las nuevas fundaciones religiosas que iban surgiendo por doquier. La ampliación de la calle principal y la construcción de las fundaciones cívico-religiosas sólo fueron posibles a costa de la demolición de las viejas ruinas de la Medina nazarí; entre ellas, un lienzo de muralla de tapial que atravesaba parte de la actual extensión de la Calle San Jerónimo; y poco después, varias puertas fortificadas de la misma muralla, como la famosa Puerta del Molino árabe, rebautizada por los cristianos como “puerta de San Jerónimo” por su proximidad a dicho monasterio.

La apertura y ampliación de la Calle San Jerónimo servía de conexión entre la Catedral y el templo de San Jerónimo. Esta importancia simbólica vino potenciada más tarde con la construcción del Hospital de San Juan de Dios y su basílica, mientras a la par se desarrollaban nuevas viviendas de tipo residencial y académico.

La calle San Jerónimo la podemos dividir en dos partes bien diferenciadas, la que va desde el principio en el pie de la torre de la Catedral hasta la plaza de la Universidad y la que va desde aquí hasta el final con el cruce de la calle San Juan de Dios.

En la primera parte no hay nada de gran interés, sólo en una bocacalle a la derecha, la calle Horno de Marina donde se encuentra la Casa de los Vargas del siglo XVI, antiguamente llamado de los Salazar.

En la calle Horno de la Marina nos encontramos con otro de los muchos palacios granadinos, la casa señorial de los Vargas, que sigue los cánones de la arquitectura granadina palaciega de mediados del siglo XVI, un poderoso edificio centrado por un patio con fuente de mármol y rodeado por cenadores (pórticos en el habla granadina) con una huerta-jardín en su parte posterior. De su interior destacan elementos como la cúpula de su escalera principal, con decoración barroca  y el artesonado polícromo de su sala principal.

La fachada, de fábrica de ladrillo, presenta tres cuerpos, siendo el último un enorme mirador formado por una galería de arcos de medio punto bajo un hermoso alero de ladrillo. La portada del segundo cuarto del siglo XVII presenta un arco carpanel con dovelas almohadilladas soportado por pilastras cajeadas, sobre ella descansan dos escudos y los tornapuntas de un balcón; también en este segundo cuerpo podemos observar dos buenos ejemplos de la forja granadina en sus rejas.

En la parte trasera existe una huerta-jardín en la que crecen varios tipos de árboles en torno a una fuente.

La  fachada de menor altura corresponde a un añadido de la Casa de los Varga. En ella destaca la extraordinaria fábrica de ladrillo, la forja de las ventanas y el escudo nobiliario que aparece entre ellas.

Casa de Vargas del siglo XVI
Portada del siglo XVII,
en los extremos hay dos escudos
            


Más adelante nos encontramos con la Plaza de la Universidad, donde se encuentra: la Iglesia de San Justo y Pastor, la Facultad de Derecho y a su lado el Jardín Botánico, en el centro de la plaza hay una escultura de Carlos V.

   - La Facultad de Derecho, en la que destaca la hermosa fachada barroca con una imagen de la Inmaculada Concepción.

Fue fundada por el emperador Carlos I en 1526 como Universidad Literaria. Está ubicada en lo que fue el Colegio San Pablo, de los jesuitas. Quedan del edificio original la portada barroca; la antigua capilla, que hoy es el salón de actos de la Facultad; y dos claustros.

La Universidad de Granada fue creada en 1526 por el emperador Carlos I de España. En aquellos tiempos no existía la división de estudios actual, sino que se impartían estudios generales de Filosofía, Lógica, Teología, Cánones, Gramática, etc. Tras vacilar su ubicación entre el monasterio de San Jerónimo y el Colegio Mayor y Real de Santa Cruz de la Fe, al ser expulsados los jesuitas en 1767 la Universidad se asentó en el Colegio de San Pablo (actual sede de la Facultad de Derecho), situado en la Plaza de la Universidad.

En el siglo XIX el Colegio de San Pablo debe albergar todas las dependencias de la Universidad granadina, al haber sido suprimido los colegios universitarios, lo que le supondría numerosas reformas. El patio de la calle Duquesa (de construcción posterior) albergó dependencias militares, la Diputación Provincial de Granada, el Gobierno Civil y la Facultad de Ciencias.

         

Cuenta con tres patios porticados: el principal entrando por la plaza de la Universidad es el patio del Padre Suárez -(Francisco Suárez y Vázquez nació en Granada, en el Realejo, en 1548 y murió en Lisboa en 1617)-, en el centro hay una escultura realizada en 1953 por A. Martínez Olalla, el famoso jesuita Doctor Eximio, está representado de medio cuerpo sobre pedestal, muy delgado, vestido con sotana y manto clerical y el típico bonete jesuítico de cuatro picos, sus manos reposan sobre un libro cerrado; el siguiente es el claustro Eduardo de Hinojosa  -(Alhama de Granada, Granada, 25 de noviembre de 1852 - Madrid, 1919) fue un jurisconsulto e historiador español, ocupó el cargo de gobernador civil de Valencia y de Barcelona y fue director general de Instrucción Pública-; el último y el más moderno es el claustro Javier de Burgos -(Motril, Granada, 22 de octubre de 1778 – Madrid, 22 de enero de 1848), político, periodista, dramaturgo y traductor español - , este tiene salida a la calle Duquesa.

          

Patio principal del Padre Suárez
Escultura del Padre Suárez
   

    

Claustro Eduardo de Hinojosa

Claustro Javier de Burgos
(sale a la Calle Duquesa)




   - Jardín Botánico. Situado entre las calles Duquesa, Málaga y Escuelas, y adosado a la Facultad de Derecho (a quién pertenece) se encuentra el Jardín Botánico de Granada, un jardín pequeño comparado con el de otras ciudades. Se mandó construir en 1873, una vez que Carlos III permitió el traslado de la Universidad al edificio que habían ocupado los jesuitas, antes de ser expulsados en 1769. A partir de estas fechas se va creando el Jardín Botánico hasta su conclusión ya en el siglo XIX.

La entrada principal da a la calle Duquesa y está labrada en piedra de Sierra Elvira, a ambos lados de la portada aparecen dos medallones en mármol de Carrara con los bustos de dos celebres botánicos de aquella época. La portada de la calle Málaga supone una ampliación del recinto inicial y se realizó en 1896.

La verja se realizó a finales del siglo XIX para sustituir a una anterior tapia y tiene una longitud aproximada de 160 metros y aunque en su mayor parte está realizada en un material férrico, se encuentra sustentada por un basamento de piedra caliza de Sierra Elvira. Se trata en definitiva de un elemento protector del Jardín, pero que gracias a su extraordinaria obra, coronada por unos esbeltos jarrones, se convierte en un adorno artístico muy bien integrado en su entorno urbano.


En él se pude encontrar plantas medicinales como el tomillo o la hierba luisa conviven con otras trepadoras como buganvillas o el jazmín de San José, y todo ello se mezcla con los enormes y antiguos árboles que destacan cuando se observa el Jardín desde el exterior, el magnolio, tilos, el laurel, las palmeras o incluso alguna encina y alcornoque. Tampoco faltan hiedras, celindas, adelfas, ciclamen, naranjos o mandarinos.

Entrada por la Calle Duquesa en piedra de Sierra Elvira
Entrada por la calle Málaga de 1896
            


En el rincón que ocupa el ángulo formado por la confluencia de las calles Málaga y Escuelas, se encuentran un pequeño estanque, reminiscencia del que ocupaba las huertas jesuíticas y ahora en una zona dedicada a las plantas acuáticas. En el centro del estanque nos encontramos con el monumento dedicado a Francisco Giner de los Ríos, una de las mentes más claras que ha dado nuestro país, fundador de la Institución Libre de Enseñanza y que estudió Filosofía en el edificio contiguo.

También hay una escultura de bronce, copia de la de Navas Parejo, dedicada a Mariano del Amo, primer decano de Farmacia.

Entre todos los árboles destaca un ginkgo biloba, se trata de un árbol sin parientes vivos, originario de China y que en otoño muestra un precioso tono amarillento en sus hojas. Junto a él se ha colocado, con acierto, un poema labrado de la eminente poetisa granadina Elena Martín Vivaldi.

 Estanque con el monumento
a Francisco Giner de los Ríos

           
          Escultura de  Mariano del Amo,             Árbol  ginkgo biloba con un poema 
               primer decano de Farmacia.                          de Elena Martín Vivaldi.




   - La Estatua de Carlos V, que centra la Plaza de la Universidad, es una fiel reproducción de la que talló Leoni en 1564 (actualmente en el Museo del Prado).

Se encuentra muy deteriorada debido al vandalismo. Hay una copia de la misma en uno de los patios del Hospital Real.

La Plaza de la Universidad con la estatua de Carlos V en el centro
                                   

           
              Estatua de Carlos V  de la Plaza
      de la Universidad
Estatua de Carlos V  en un patio
del Hospital Real
       
   - Colegiata de los Santos Justo y Pastor, de estilo barroco, en la plaza de la Universidad.

La iglesia se construyó en el siglo XVI y era la antigua iglesia de San Pablo, de la Compañía de Jesús. Actualmente, constituida como parroquia, supone una de las iglesias más bellas de Granada, suponiendo su espléndida cúpula una de las cúspides de la ciudad.

La realización de la magnífica portada que se abre a la plaza responde al siglo XVIII, está formada por dos cuerpos y tiene columnas corintias con relieves de mármol que representan escenas de la historia de los jesuitas, por un lado, y a nuestra derecha, se trata de San Francisco de Borja recibiendo a San Estanislao; a nuestra izquierda, San Francisco Javier bautizando a un indio. El escudo de la Compañía de Jesús es el que aparece sobre el arco; ésta y la torre son obra de José Bada. El segundo también flanqueado de columnillas con frontón roto por un relieve de la conversión de San Pablo, y encima como remate la estatua de San Ignacio.

La portada lateral es muy sencilla, a base de columnas corintias sobre las que apoyan un dintel y un cornisamento con relieves con figuras de ángeles.

El templo en el interior presenta una planta de cruz latina y cúpula sobre crucero de piedra, destacando por el retablo del altar mayor, un espléndido fresco del hermano Francisco Díaz Rivero (1630). El altar tiene columnas salomónicas y lienzos con episodios de la vida de San Pablo, de Pedro Atanasio Bocanegra y los retablos barrocos de Ruiz del Peral. La iglesia de los santos Justo y Pastor era de las más ricas de Granada y, a pesar de ser expoliada por los franceses, aún conserva un cáliz de bronce dorado del siglo XVII y relicarios del siglo XVI.

Enfrente de esta plaza se encuentra la Plaza de la Encarnación con el Convento de igual nombre.

Iglesia y cúpuia de San Justo y Pastor, siglo XVI
Portada principal del siglo XVIII
    
Convento de la Encarnación Orden: Clarisas Franciscanas.

Convento del siglo XVI que se encontraba adosado a una iglesia que existía antiguamente. Posee un patio rectangular, peristilado, con fuente central y escalera en tres tramos. Lindante con la escalera hay un patio, que pertenecía a una casa morisca, con alberca y pequeña fuente en el centro y resuelto en dos pisos con galería abalaustrada.

El convento de la Encarnación fue fundado en 1524 por Inés Arias, reformándose en 1541 para unirlo a la Iglesia de los Santos Justo y Pastor, hasta que, en 1835, fue derribada la unión que existía entre ambas.
Este convento no tuvo capilla propia, habilitando para tal fin a la vecina Parroquia de San Justo y Pastor, levantada sobre la antigua mezquita. Esta unión duraría hasta 1799 en que la parroquia se traslada a la vecina capilla de la Compañía de Jesús, siendo usada solo por las religiosas hasta su derribo en 1835. Vendido en un primer momento, solo podemos asegurar que se derribó la vieja capilla anexa, volviendo las monjas a él a los pocos años y siendo obligadas a regularizar la fachada que era contigua al perdido templo.
La capilla actual fue habilitada en una de las crujías del claustro, construyéndose en 1902, en su nave rectangular, una bóveda de cañón y una cúpula ciega sobre el modesto presbiterio. Aquí se conservan obras de Mora, Risueño, Diego de Siloé, Antonio Jurado, Alonso de Mena y de Pedro de Mena así como una variada colección de obras que van de los siglo XV al XVIII.

En cuanto al convento, la sobriedad y desnudez de los muros exteriores, de los que solamente sobresale una mal compuesta torrecilla, no dejan adivinar la riqueza de su interior. Su origen es un conglomerado de casas antiguas, algunas de principios del XVI, con capiteles nazaríes, zapatas, alfarjes, reducidos patinillos y galerías de madera, que hacia 1560-80 fueron regularizadas con un amplio patio con dobles galerías de arcos de medio punto sobre esbeltas columnas toscanas y escalera cubierta por rico artesonado. Tiene buenas esculturas en sus numerosos altarcitos y  pinturas, un retablillo en el coro bajo con adornos de alabastro, conchitas y cristales. En su jardín trasero, en unas recientes excavaciones, se han encontrado vestigios de la antigua muralla que pasaba por esta zona.

Convento de la Encarnación
Entrada por la calle San Jerónimo
     
Siguiendo la calle está el Colegio Mayor  de San Bartolomé y Santiago, Antiguo Palacio de los Beneroso. Siglos XVI y XIX.

El actual colegio mayor es el resultado de la unión de dos colegios, el de Santiago -fundado por Don Diego de Ribera- y el de San Bartolomé -fundado por Don Bartolomé Lomelín Beneroso-, que se unieron en el siglo XVIII.

La fachada principal del edificio es la que se extiende por la calle San Jerónimo, y en ella podemos apreciar la portada principal en el centro y uno de los dos torreones de las esquinas. En la planta baja aparecen vanos adintelados enrejados, en el primer piso hay balcones volados con barandas de hierro y en el último una galería de arcada toscana, entre pilastras con alto podium en la que se alternan vanos y arcos ciegos, todos de medio punto. Sobre los soportes que encuadran la arcada se extiende una moldura en la que aparece una ménsula en línea recta con lo que sería la clave del arco. Todo ello termina en un alero de modillones de rollo, que como la totalidad de la fachada está enlucido con pintura imitando enladrillado rojizo (la fachada en un principio era de ladrillo y posteriormente se decoró con color vivo que presenta en la actualidad).

La portada, de piedra de Sierra Elvira y los escudos son de mármol blanco de Macael, combinación de materiales que es repetitiva en los monumentos granadinos, es de dos cuerpos de orden dórico con cuatro columnas y arco de medio punto, que responde a dos momentos constructivos distintos, el primero de principios del siglo XVII y el segundo reformado a principios del XVIII, con una hornacina central para las esculturas de los santos patronos san Bartolomé y Santiago , y en los laterales una columna dórica a cada lado. Por último un frontón partido alberga el escudo de los Borbones y en los extremos pináculos embolados con  los escudos de armas de los fundadores.

Las torres del lado Oeste son cuadrangulares, con un solo cuerpo de escasa altura. Tiene una triple arcada de las mismas características que la de la fachada principal. Sin embargo la fisonomía de las torres varía al ser observadas desde el patio interior, pues los arcos quedan enmarcados en un alfiz rehundido en el muro, alternando con vanos ciegos. Toda la estructura está bordeada por el alero de canes de rollo, sobre el que se dispone una cubierta a cuatro aguas de tejas árabes. Como el resto del edificio están enlucidas imitando enladrillado rojo.
Se accede al inmueble mediante un zaguán de planta rectangular, cubierto por un alfarje sencillo de vigas de gran escuadra. La portada de acceso al patio es tan excepcional como interesante, realizada en piedra de cantería. Presenta vano adintelado con decoración de placas en las jambas, escudo central y dos medallones en las esquinas con bustos humanos, rematado por una cornisa.

El patio es uno de los más bellos y diáfanos del renacimiento tardío granadino de planta cuadrada con tres grandes arcadas en cada lado y tres pisos, con columnas toscanas de mármol de Macael y arcos carpaneles en los dos primeros con escudos de los Beneroso en las enjutas; en el tercer piso, de época posterior, las columnas rematan en zapatas y dinteles de madera. Es de destacar el pilar tan común en los palacios de este tiempo.

El segundo piso del patio principal tiene la misma estructura que el bajo, a lo que se añade una balaustrada torneada en mármol y gárgolas en forma de cabeza de león en los ángulos. Alrededor de él se disponen grandes estancias; Rectoría, Hospedería y Salón de actos, cubiertas todas por alfarjes. El último piso es adintelado, mantiene las columnas, de mayor diámetro que las anteriores, sobre ellas aparecen zapatas de acanto y un alero con canecillos de madera.

La amplia escalera tiene una cúpula ciega sobre pechinas en la que vuele a contemplarse los escudos de los Beneroso. Las principales estancias tienen alfarjes de madera y en el salón de Actos se observa una cúpula con los escudos del colegio y los Borbones. Llama la atención en la balaustrada los grafitis y las pintadas que tradicionalmente han ido haciendo los estudiantes y entra las que podemos ver la firma de Federico García Lorca.

Palacio de los Beneroso del siglo XVIII
Portada con hornacina y los santos
Bartolomé y Santiago
   

Patio con columnas de mármol y pilar
Cúpula de la escalera con los escudos
de los Beneroso
    


Desde aquí vamos a la calle Arandas nº 3 donde se encuentra el Palacio de Domingo Pérez de Herrasti del siglo XVIII, parcialmente reformado en el siglo XX.

Al exterior luce un precioso torreón–mirador esquinero y fachadas con pinturas parietales decorativas en torno a los vanos, mientras en su interior destaca un pórtico con artesonados moriscos.

En la fachada nos encontramos con frontones clásicos, columnas y marcos en las ventanas con angelotes se encuentran en esta Palacio de la Granada barroca, lo llamado trampantojos (“trampa o ilusión con que se engaña a alguien haciéndole ver lo que no es”. En arquitectura se han usado muchos trampantojos para simular sillares, columnas, ventanas, molduras, cornisas, hornacinas, cabezas de dioses, faunos, vegetación, frutos… inexistentes, que sólo aparecen en nuestra mente con una sensación de volumen por la errónea visión de los elementos pintados).

Entrar en el palacio supone descubrir un maravilloso espacio arquitectónico, hoy reconvertido en el Colegio Mayor Alsajara.

Fachada exterior con trampantojos
Fachada interior
   


Y volviendo a la calle san Jerónimo está El Palacio de los Caicedo,  actual Conservatorio de Música Victoria Eugenia que tiene un pilar y un patio con fuente difícil de ver pues hay cantidad de macetas es el arquetípico de las casas-palacio granadinas; se encuentra en la Calle San Jerónimo.

Es un palacio o casa señorial renacentista, del siglo XVI, con elementos que anuncian el barroco, sigue el modelo de los palacios granadinos formados por un zaguán desde el que accede a un patio con cenadores y  una fuente o pilar en él. Exteriormente consta de tres cuerpos, siendo el último una galería de arcos de medio punto con balaustradas. En los dos extremos de la fachada se alzan sendas torres-mirador con arcos serlianos. Los vanos de la fachada se inspiran en su distribución en los del palacio de la Real Chancillería.

Destaca su portada de piedra con balcón principal, sobre el que luce el escudo del marquesado, concedido por el Rey Felipe V a D. Luís Beltrán de Caicedo y Solís. Tras ella el zaguán y al fondo el patio con cenadores.

El patio granadino con cenadores en sus cuatro frentes, las solerías consisten en empedrados granadinos. En nuestros patios abundan las macetas que muchas veces tienen aspidistras sembradas, unas plantas muy resistentes, pero que no soportan el sol intenso.

Cuenta con un pilar de mármoles de Sierra Elvira y Macael y sobre él está el escudo policromado de los Caicedo.

Palacio de los Caicedo, actual Conservatorio
Portada de piedra con escudo
   

Patio con empedrado granadino
Pilar de mármol de Sierra Elvira y Macael
   




El Palacio de Ansoti Este elegante edificio del siglo XVII hoy es la sede del Colegio de Notarios de Granada. Se encuentra en el número 50 de la Calle San Jerónimo.

En el zaguán de entrada tiene una hornacina de la Virgen con el Niño.

Sigue el modelo de casa palacio granadina, según el esquema zaguán-patio-escalera y portada con balconada superior. Destaca la portada adintelada flanqueada con pares de columnas salomónicas de cinco vueltas.

Su imponente fachada de ladrillo posee cuatro columnas salomónicas en la portada -un detalle muy exótico para las construcciones civiles de la ciudad-. El patio del palacio está rodeado por columnas de mármol blanco e imágenes de blasones y ángeles en las esquinas. En el zaguán de la entrada hay una ventana con una reja y una hornacina con una Virgen con niño.

Palacio de Ansoti, del siglo XVII
Portada con columnas salomónicas
Patio con empedrado granadino y columnas de mármol

Iglesia del Perpetuo Socorro, (también llamada Redentoristas) en la calle San Jerónimo.

La Congregación de San Felipe Neri se estableció en Granada en 1671. Del complejo original de cinco patios sólo se conserva el templo, bastante transformado en el siglo XIX durante la presencia francesa primero, y por la Desamortización después. En 1912 los Redentoristas adquieren la iglesia de San Felipe, en el centro de la ciudad y es consagrada de nuevo en 1913 como Santuario de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro.

En la fachada principal se sitúa una portadita neo renacentista. Destaca la portada lateral, en el lado de la Epístola, empotrada en el muro y con columnas hexagonales, más próxima al barroco sudamericano que al granadino, quizás por el trasiego continuo de los Padres del Oratorio.

La fachada es sobria y austera, antiguamente coronada por dos torres demolidas en el siglo XIX. La construcción es de estilo renacentista con ornamentación barroca. Tiene planta de cruz latina. El templo es de cantería, de buena factura, decorado en el interior con grandes pilastras corintias, que sostienen el cornisamiento y las bóvedas de crucería. A cada lado de las bóvedas se abren tres capillas y, encima de ésta, tribunas, repetidas en el crucero. La nave central está rematada por una bóveda de crucería y, en el crucero, por la cúpula de inferior calidad al resto del edificio. Todos los retablos son obra de Francisco Romero, fabricados en pino rojo. El retablo mayor está dedicado a santa María del Perpetuo Socorro, que preside el Santuario desde el espectacular Camarín. Es un icono pintado por Encarnación González, artista popularmente conocida como "la pintora de la Virgen", sobre plancha de cobre. Los dos retablos laterales están dedicados a san Alfonso María de Liguori, obispo de Santa Águeda de los Godos (Italia) y fundador de los Misioneros Redentoristas, y al Corazón Eucarístico de Jesús.

En la segunda capilla de la izquierda se encuentra desde el 29 de noviembre de 2007 los restos de Conchita Barrecheguren (Granada 27 de noviembre de 1905-Granada 13 de mayo de 1927, en 2007 se trasladan sus restos a esta iglesia) junto a su padre Francisco (nace en un pueblo vasco en 1881, se quedó huérfano de niño y sus tíos lo traen a Granada aquí conoce a su esposa y se casan en 1904, en 1905 nace su única hija que muere en 1927 y su mujer muere en 1937 entonces él se hace postulante de los Redentoristas y se ordena sacerdote en 1947, muere en 1957, en 1996 se trasladan sus restos a esta iglesia), ambos están en proceso de canonización.

Desde su origen, este monumental edificio ha estado dedicado fundamentalmente a la actividad evangelizadora de las Misiones.

Iglesia del Perpetuo Socorro
Portada de la iglesia
Imagen del Perpetuo Socorro
en la portada de la 
iglesia