La calle Elvira, la llamada
zanaqat Ilbira musulmana, fue la principal y más larga vía de la Granada
islámica desde su configuración urbanística en el siglo XI. Se iniciaba en la
puerta del mismo nombre, abierta en el sector septentrional del recinto
amurallado de la medina, y alcanzaba a penetrar hasta el corazón de la misma,
donde concluía junto al cauce descubierto del río Darro, si bien la presencia a
su altura del Puente del Baño de la Corona le permitía comunicarse con los
barrios situados en la margen izquierda del río. En su origen, se trataba de
una calle con un perfil aún más irregular y estrecho que el actual, cuyo
trazado quebrado venía condicionado por la orografía de la ladera occidental de
la colina en que se asentaba la Alcazaba Qadima.
Pese a ello, su ancho de calle
era notablemente mayor que el resto de calles, lo que, unido a su gran longitud
y situación estratégica, la convirtieron desde el principio en una arteria
vital para el desarrollo de los flujos de personas y mercancías en la ciudad
y por tanto, para el establecimiento a
lo largo de ella de una intensa actividad comercial.
A partir de la calle Elvira, se
generaba una red de calles secundarias, que conectaban con otros puntos de la
medina. La mayor parte desaparecieron durante las reformas urbanas del siglo
XIX, pero aún quedan algunos testimonios en el tramo central de la calle, como
los callejones de Aguirre y Penitencia. Próxima a su terminación en el Darro,
Elvira conectaba con el Zacatín, la otra gran arteria comercial de la medina,
ya que hasta finales del siglo XIX, esta última calle tenía un desarrollo
longitudinal mayor que el que presenta hoy día; hasta que la apertura de la Gran
Vía de Colón supuso la mutilación de cerca de la mitad de su trazado.
Tras la conquista castellana, la
calle Elvira fue objeto de especial atención por el Cabildo de la ciudad, que
proyectó su ensanche en los últimos años del siglo XV. Pero su trazado actual
es el resultado final del proyecto de alineación que de ella hizo el arquitecto
de ciudad José María Mellado en 1869. A finales del siglo XIX se pensó en darle
mayor anchura debido a la circulación creciente y al establecimiento de la
nueva estación de ferrocarril de los Andaluces. Pero el proyecto fue
desestimado por su alto coste económico, optándose por proceder a la apertura
de la Gran Vía, lo que significó que la calle Elvira perdiera definitivamente
su histórica función de vía principal de tránsito de la ciudad y pasara a
ocupar una posición secundaria.
La calle comienza con la
monumental Puerta de Elvira o Arco de Elvira, era el
principal acceso a Granada durante la dominación islámica. Del siglo XI. Época
nazarí.
Su nombre, bab-Ilvira, se debe a
que encaminaba a la antigua Medina Elvira, capital de la cora del mismo nombre
hasta principios del siglo XI, cuando pasó a desempeñar esta función Medina
Garnata.
Se construyó durante el siglo XI
por los sultanes ziríes, integrada en la muralla que la unía por el este con la
Puerta Monaita y por el suroeste con la Puerta del Sulfuro de Antimonio, bab
al-Kubl, conocida popularmente como Arco de las Tinajillas.
Ha experimentado distintas transformaciones
a lo largo de su historia, siendo de mayor importancia la llevada a cabo en el
reinado de Yusuf I de la dinastía nazarita. En esta época quedó conformada como
fortaleza autónoma con cuatro torres, tres barbacanas y dos puertas (además de
la exterior) que comunicaban con la cuesta de la Alhacaba y la calle de Elvira.
En 1612 fueron demolidas las tres barbacanas, se allanó la explanada que
precedía a la puerta y se construyeron doce casas adosadas a la muralla, que
han llegado hasta hoy prácticamente sin variaciones. Durante la ocupación
francesa se destruyeron varias puertas chapadas con hierro y se demolieron
murallas, y en 1879 se derribó la Puerta del Hierro (bab al-Hadid) también
llamada Puerta de la Cuesta (bab al-Aqaba), que se había añadido en el siglo
XIV para comunicar la medina con el Albaicín.
En la actualidad se conservan el
arco exterior de época nazarí, flanqueado por dos torres de tapial, todo
rematado por almenas, y el estribo del lateral norte, formado por tres altos
arcos de ladrillo que sustentan el correspondiente adarve. El arco de
herradura, parecido a los de la Puerta de la Justicia y Puerta de la Rambla,
está formado con dovelas, que son lajas de piedra arenisca, arquivolta del
mismo tipo y jambas achaflanadas de piedra.
A lo largo del siglo XX, ha
experimentado diversas obras de restauración y consolidación. Está declarado
Monumento Histórico Artístico Nacional desde 1896.
Puerta de Elvira, por detrás |
En la entrada de la calle lo primero que
encontramos es la Capilla de San Juan de Dios
de 1880. Se alza en el mismo lugar donde se ubicó la tienda en que San Juan de
Dios vendía libros piadosos a los jornaleros antes de comenzar su obra hospitalaria.
Este pequeño local fue convertido
en capilla bajo la advocación del santo, siendo demolida en 1879. En su lugar
se levantó la actual capilla neogótica, con sencilla portada ojival, crestería
superior y cartela conmemorativa, donde reza lo siguiente:
“Fue reedificada esta capilla erigida en
honor del patriarca de la caridad San Juan de Dios, fundador de la Orden de los
Hermanos Hospitalarios, a expensas de don José María Vasco y Vasco, caballero
de la Real Maestranza de Ronda. Acabóse en 30 de septiembre de 1880; en el
mismo día fue bendecida por el Excmo. y Revmo. Sr. D. Bienvenido Monzón,
arzobispo de esta diócesis”.
A su lado se ensancha un poco la calle y tenemos encuentra el pilar de la calle Elvira, del año 1671, que más que un pilar parece un abrevadero, pues al ser esta calle la arteria principal de la entrada a la ciudad por ella llegaban todas las personas que venían en caballos y mulos.
Un paño de
piedra de Elvira cierra el frontal en un retranqueo en la fachada posterior.
Unos sencillos rectángulos consecutivos y una granada en el panel central son
toda su decoración. Los caños salen de unos torpes mascarones que se adosan a
las paredes laterales separándose del muro gracias a una pequeña placa de
piedra. El frontis, por llamarlo de alguna manera, es el paramento encaladado
de la vivienda. El muro sobresale un palmo en la mitad inferior. Desde aquí
arranca una hornacina protegida por un cristal y una barandilla con la imagen
en lienzo de Nuestra Señora de las Angustias. El altarillo tiene en sus extremos dos farolillos actuales. Justo debajo de la imagen se incrustó en el
paramento una losa de mármol blanco con la siguiente leyenda:
“GRANADA MANDO
REDIFICAR ESTE PILAR SIENDO CORREXIDOR EL SEÑOR D. DIEGO DE SALVA TIERRA Y DEL
BURGO CAVALLERO DEL ORDEN DE SANTIAGO SEÑOR DE LA VILLA DE SALVATIERRA DE
FRANCIA REGIDOR PERPETUO DE LA CIUDAD DE SALAMANCA ADMINISTRADOR Y
SUPERINTENDENTE GENERAL DE TODAS LAS
REALES RENTAS DE SUMAGESTAD DE ESTA CIUDAD Y SU REINADO. AÑO 1671.
Se puede pensar que al decir "reedificar" es que este no es el original, pero nada se sabe del anterior.
Se ha realizado una réplica
digitalizada del lienzo original `El
triunfo de las Angustias´ que, situado en una hornacina en la pared,
coronaba el conjunto. La pieza original se encuentra en la sede de la hermandad
granadina de La Borriquita, y está siendo objeto de restauración.
Al final de la calle estaba el conocido
Pilar del Toro, que fue trasladado a la Plaza de Santa Ana en 1948.
Siguiendo la calle Elvira está la iglesia de San Andrés, construida en el siglo
XVI, sufrió un incendio en 1818 y fue reconstruida durante el XIX. Cerrada
por reformas.Pertenece
a la primera etapa constructiva de las iglesias parroquiales granadinas, en la
tercera década del siglo XVI.
Hoy
se conserva el edificio parcialmente reconstruido a causa del incendio que sufrió en el siglo XIX, que
redujo el inmueble a sus muros perimetrales y a la torre. De sus techumbres de
madera, todas de buena factura y hoy sustituidas por bóvedas, sólo se conservó
la armadura ochavada de la capilla del Marqués de Caicedo, a la derecha de la
capilla mayor.
La
torre, de mediados del XVI, supuso en su época una novedad por su planta
rectangular, sus albanegas vidriadas, el remate remetido, y el tejado
totalmente vidriado, estableciendo un modelo para las torres mudéjares
granadinas.
Entre
las obras que se conservan en esta iglesia se halla un Crucificado del siglo
XVI, un lienzo de la Inmaculada del estilo de Ambrosio Martínez, otro de la
Virgen y el Niño, copia de un original perdido de Alonso Cano, y uno de Jesús y
el Bautismo, obra de Vicente Cieza de 1685.
Iglesia de San Andrés del siglo XVI |
Torre mudéjar |
Portada principal con hornacina con la imagen de San Andrés |
Más adelante en una bocacalle con
la Gran Vía, en la Calle Álvaro de Bazán nº 9 y 11 está la casa donde se encontraba el antiguo taller del escultor, orfebre e imaginero español José Navas-Parejo (nacido en Álora (Málaga) el 22 de octubre de 1883 y fallecido en Granada el 10 de marzo de 1953).
Es un edificio del que aún se conserva los logotipos tallados en piedra de su fachada: los números de la casa, rodeados de ángeles; el año de construcción de la vivienda, 1925; y a ambos lados del balcón central una imagen del Corazón de Jesús y de un santo.
Seguimos por la calle Elvira y llegamos hasta la calle
Marqués de Falces que es una perpendicular con la Gran Vía, allí está la Iglesia de Santiago, o del Servicio
Doméstico. Trazada en 1525 por Rodrigo
Hernández con portada de Ambrosio de Vico, en estilo puramente renacentista.
La parroquia se estableció el año 1501 en una mezquita, pero
resultando pobre e insuficiente este edificio se inició la construcción del
nuevo templo, más amplio, en 1525; rápidamente se quedó pequeño el edificio
cristiano iniciándose una ampliación en 1543, que supuso la destrucción de la
capilla mayor para levantar un tramo más de nave, dos capillas y otra capilla
mayor nueva, pero esta última tuvo que ser demolida para ser reedificada tan
solo un año después por defectos de construcción. Por fin la obra se termina en
1553, aunque las desgracias no terminan para el templo, pues en 1884 una serie
de terremotos lo dañan de tal forma que hubo que demoler la torre y una
capilla, no pudiendo reconstruirse por falta de medios.
El edificio que tenemos hoy día
tiene una sola nave dividida en tramos por arcos apuntados entre los que se
abren capillas laterales, al fondo se levanta majestuosa la tercera capilla
mayor separada de la nave por un arco toral de medio punto decorado con cabezas
de santos.
La portada protobarroca levantada
entre 1602 y 1603 por Ambrosio de Vico. En ella ya se aprecian frontones
partidos, mutilos en sustitución de los capiteles de las pilastras del segundo
cuerpo, y otros elementos que inequívocamente anuncian el Barroco.
Los dos tramos de la nave
central levantados en la primera fase
poseen columnas y arcos góticos que sustentan una cubierta mudéjar. La
Capilla mayor de mediados del s. XVI cubierta por una espléndida armadura
mudéjar de forma cupular totalmente decorada con lacería.
El retablo barroco muy ligero y
airoso y sobre él las trompas aveneradas que sustentan la armadura de la
techumbre.
Las cubiertas del templo difieren en altura debido a haber
sido realizadas en dos periodos y estilos distintos.
La cubierta, para pasar de la
planta cuadrada a la octogonal se asienta sobre dos trompas aveneradas en el
muro de la cabecera y dos pechinas colgantes decoradas con lacería junto al
arco toral.
En ella está enterrado Diego de Siloé, y celebraba sus fiestas el
Tribunal de la Inquisición.
Más adelante y en la izquierda está
la calle Calderería Nueva, llamada así porque en ella se fabricaban y reparaban
calderas de la forma más tradicional y en la que los artesanos granadinos
hacían alarde de su arte y pericia atesorados tras años de oficio.
Es una calle empinada y empedrada (lo que nos indica
que estamos en el barrio del Albaicín pues así son todas sus calles), repleta
de color, por las muchas tiendas de artesanía moruna y sobre todo teterías
árabes (heredadas de la antigua tradición islámica de Granada) que hay en ella,
por algo se le conoce popularmente como calle de las Teterías.
Casi al final de la calle Elvira está la Iglesia
del Corpus Christi (conocida popularmente como Hospitalicos) (zona Calderería). Obra
del siglo XVI con portada barroca de Alonso Cano. Agustinos
recoletos.
La Iglesia del Corpus Christi,
también es conocida con el sobrenombre de la iglesia de los Hospitalicos
(llamada así por el hospital que anteriormente había en ese lugar). Edificación
eclesiástica de carácter asistencial que fue conocido en el pasado como
Hospitales, ya que enfrentado al del Corpus Christi se sitúa también en este
enclave el Hospital de la Caridad y el Refugio hasta que, en 1915, se produjo
su derribo y traslado a la ribera del Genil.
A mediados del siglo XVII, se
produjo la reconstrucción y ampliación del edificio. En este contexto, fueron
encargadas las trazas de la nueva portada de la iglesia a Alonso Cano, quien
realizó su diseño en 1654. De ellas dio informe Pedro de Mena. No obstante, la
portada no fue realizada hasta años después de fallecimiento de su autor,
cuando, a finales del siglo XVII, comenzaron definitivamente las nuevas obras
del hospital.
La portada hecha en piedra de
Elvira, la portada se compone de un primer cuerpo de vano adintelado, enmarcado
por cuatro molduras, sobre el que se sitúa un segundo cuerpo formado por un
arco semicircular saliente. La presencia de relieves de la Eucaristía tanto en
esta portada principal como en una lateral, actualmente cegada, es una clara
referencia a la dedicación del hospital al Corpus Christi.
Del resto de la fachada, hecha en
ladrillo, sobresale la torre-campanario, erigida en su ángulo izquierdo. Sus
dos cuerpos constan de cinco niveles, correspondiendo los tres primeros al
inferior. El interior de la iglesia es de reducidas dimensiones y de
extraordinaria riqueza ornamental. Consiste en una planta central de cruz
griega y coro a los pies. El crucero se cubre con cúpula de media naranja,
mientras que los cuatro brazos de la cruz lo hacen con bóveda de cuarto de
esfera.
Tras la desamortizacion del siglo
XIX, supuso el definitivo cese del hospital. Por el contrario, apenas queda
nada de las numerosas obras de arte que originariamente decoraban este templo,
realizadas por artistas granadinos pertenecientes a la hermandad. Sobresale el
Cristo atado a la columna de Baltasar de Arce, de 1564; un Crucificado del
círculo de Pablo de Rojas, que decora la sacristía; un lienzo de la Asunción,
de la escuela de Pedro Atanasio Bocanegra, y otro del Bautismo de Jesús, obra
del propio Bocanegra. Por último, señalar que en la iglesia de los Hospitalicos
fue enterrado, en 1646, el escultor Alonso de Mena.
Fue el lugar elegido para
celebrar el año 2009 la exposición "Tolle
Lege: Exposición Conmemorativa Agustiniana", ya que se trata de un
templo que pertenece a la congregación de agustinos
recoletos.
Iglesia de los Hospitalicos del siglo XVI |
Portada barroca de Alonso Cano |